Correa: "Me van a corregir la cicatriz de la operación de 2014"

Palabras de Ángel Correa en una carta en Instagram donde desvela cuál es 'la cirugía dermatológica' que le ha hecho abandonar la concentración con Argentina.

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A Ángel Correa una línea transversal llena de nudos le parte el pecho en dos. Un costurón tremendo que, desde 2014, le acompaña: cuando fichó por el Atlético, en el reconocimiento médico, se le detectó un tumor benigno en el corazón y fue operado de éste por un médico en Nueva York inmediamente. De hecho, la recuperación retrasó su debut con el Atlético un año. La 2014-15 se quedó en blanco a nivel de clubes y su única competición fue el Sudamericano Sub-20 del que se proclamó campeón con Argentina (en un equipo en el que también estaba el hijo mayor del Cholo, Gio).

Las alarmas saltaron ayer por la tarde. Correa abandonaba la concentración con la selección albiceleste. ¿La razón? Una lesión subcutánea. El mismo futbolista quiso aclarar desde sus redes sociales de que se trata exactamente. Y sí, tiene que ver con esa cicatriz que le parte el pecho en dos.

Las palabras de Correa

"Gracias de corazón... Me dieron ganas de escribir esta carta para contarles cómo estoy de salud y para agradecerles su preocupación. Me hace muy bien como persona que muchos me llamen y me pregunten cómo me siento, ya que recibo fuerza de ustedes permanentemente y sin esas energías no podría crecer día a día en lo que amo que es simplemente jugar al fútbol", comenzaba. "El lunes me van a corregir una cicatriz que me quedó de una vieja intervención que tuve hace años en Estados Unidos. Por si no se acuerdan, se los repaso: en el 2014 pasé por una situación difícil cuando me sometieron a una microcirugía cardíaca. Yo apenas tenía 18 años y salí adelante con fe y con amor a la vida, porque de eso se trata, de nunca darse por vencido ni aún en las más feas, nunca bajar los brazos. ¡Seguir metiendo y pensando en positivo", continuaba.

"Y les voy a contar algo, un enfermero que me cuidaba en ese hospital, sin conocerme y sin saber quién era, se me acercó a la cama y me dijo al oído que debía estar orgilloso de mis cicatrices porque me iban a servir de mapa para no perderme en la vida, y que cada cicatriz enseña algo, tanto las de la piel como las del corazón y de los sentimientos. Por todo esto, les quiero contar que si Dios quiere, en una semana estaré para jugar de nuevo y para seguir dando lo mejor de mi persona en cada lugar donde me toque estar. Creo que la vida es esto, nos enseña a cada momento que nada está asegurado, que cada minuto vale ser vivido, respirado, sonreír en las manas y llorar (de alegría) en las buenas. Pero por sobre todo ser agradecido con quienes te ayudan", revelaba, para despedirse con un gracias al Atlético, empleados, compañeros y la afición.

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