Chats, pelea y balas: las últimas horas de los tres efectivos abatidos
Por su parte, el sargento Eustaquio Olano, antes de ir a patrullar, había planificado encontrarse con su hija el miércoles y entregarle un celular. “Teníamos que encontrarnos, me habían robado mi celular”, aseveró la hija. En esa familia, dos hijos quedaron huérfanos.
En cambio, antes de las 14:00, el voluntario del Gacip David Candia estaba en su casa, el feriado del martes, junto a su hija de un año. “Dicen que él estaba echado junto a su niña”, contó un familiar del voluntario. Antes de su muerte, él tenía planificado abrir un negocio de mecánica y los fines de semana apoyaba a la Policía.
Según la Policía, los dos sargentos salieron a patrullar a la comunidad Los Cuchis, en el Urubó, pero la patrulla en la que iban se enfangó en un lugar arenoso.
Ese percance ocurrió debido a que algunas personas circulaban en cuadratracks por la zona y habrían consumido bebidas alcohólicas y otras sustancias; los mencionados supuestamente entrenaban para una competencia deportiva, entre ellos estaba Misael Nallar Viveros, yerno del narco Einar Lima Lobo.
Luego, entre las 14:00 y las 15:40, los sargentos sufrieron agresiones físicas, según chats enviados por Olano a su pareja Mariana Rojas.
A las 15:51, Olano escribió vía WhatsApp a su pareja contando el incidente: “Amor estoy en peligro, la verdad no podía comunicarme con mis camaradas por la señal. Nos agredieron, a mi camarada le dieron (un) puñete, a mí me salvó lo que portaba, y además nos quedamos sin señal, y nos plantamos en la arena y ahí vinieron a buscarnos pelea, en un momento, pensé aquí me destrozan, pero gracias a Dios no pasó a mayor, pero no teníamos comunicación, viví el peor susto”. Olano mantuvo comunicación con su pareja hasta las 16:10 y posteriormente ya no respondió más.
Previo a aquel momento, el sargento Chávez se habría contactado con el subteniente Eduardo Céspedes para pedir auxilio mecánico y asi solucionar el desperfecto de la patrulla.
Y antes de las 15:00, Céspedes habría llamado al voluntario del Gacip para ir a ayudar con el patrullaje, adonde también llevaron a un mecánico. “De repente recibe una llamada de los policías para ver si podría colaborar en un patrullaje (...) Salió casi a las 15:00”, dijo un familiar de Candía.
Al llegar al lugar, el mecánico activa la doble tracción del vehículo, lo sacan de la arena y conducen hasta el pavimento. El mecánico declaró que unas personas lanzaron piedras a los policías y éstos usaron gas pimienta para dispersarlos.
Minutos después, los agresores vuelven en un vehículo Ipsum de color plomo, bajaron dos personas con chalecos verdes y dispararon contra los sargentos y el voluntario, según testimonios del mecánico y de Céspedes. El subteniente al escuchar los disparos se da la vuelta y sale del lugar, presuntamente a pedir apoyo.
El comandante de la Policía, Jhonny Aguilera, detalló que a los sargentos y al voluntario les habrían puesto de rodillas y les dispararon con armas largas de uso militar.
La Policía colectó 17 balas calibre 7,62 y 5,56. Olano recibió cuatro impactos de bala, Chávez dos disparos y Candía seis impactos, dijo Aguilera.
Desde las 16:11 a 18:18, Olano ya no respondió más a los mensajes de su pareja. Varios de los familiares se enteraron vía internet de la tragedia. Ayer la Policía logró detener a Nallar, principal acusado, y citarán a otros implicados.
Incidente en Urubó
Policía El general Jhonny Aguilera presume que el chat enviado por Olano, en el que detalla las agresiones que sufrió junto a su camarada, es el mismo hecho que relató el mecánico, que dijo que los policías fueron atacados con piedras y respondieron con gas pimienta, lo que provocó la ira de los agresores, que después volvieron armados y dispararon a los sargentos y al voluntario.