Carlos Tevez y Rosario Central: entre la ilusión y el “Pacto Siniestro
Los representantes (no todos, claro) engrosaron comisiones, contratos dobles y cuentas ilegales. Un submundo que estalló en 2015 con Football Leaks, la filtración del hacker portugués Rui Pinto, el Julian Assange de la pelota, también él hoy bajo juicio, acusado de noventa delitos, y amenaza de veinticinco años de prisión. El problema fue que las filtraciones desnudaron además una red de sobornos arbitrales y Benfica, su acusador, es “un Estado soberano” dentro de Portugal, como lo describió una vez The New York Times, con jueces y funcionarios amigos y medio país que lo apoya.
Rui Pinto, de 33 años, y que vive oculto en calidad de “testigo protegido”, afirmó la semana pasada que mientras los juicios contra él avanzan sus denuncias siguen paralizadas y van camino a la prescripción. Su investigación comenzó cuando el fondo inversor Doyen comenzó a mandar en su querido Porto y la propiedad de los mejores jugadores pasaba a misteriosas sociedades offshore. En la lista estaban también los pases de Marcos Rojo (Sporting) y Paul Pogba (Juventus), ambos a Manchester United. El francés pasó por 105 millones de euros. Un mismo agente (Mino Raiola) representó a los dos clubes y al jugador. Su comisión récord fue de 49 millones de euros.
Raiola murió hace dos meses. Tenía 54 años. Su último traspaso, aun enfermo, fue el del noruego Erling Haaland al Manchester City. Raiola estaba enfrentado con Pep Guardiola por haber defendido a Zlatan Ibrahimovic, acaso su jugador más amigo. Pero le había asegurado a Alfie (padre de Haaland) que él igualaría ofertas y que la decisión final quedaría en manos de su hijo. Su comisión fue de 41,7 millones de dólares, buena parte de esa cifra para Haaland padre. Raiola infló tanto el negocio que la FIFA, cansada de que los agentes cobren mucho más dinero que los clubes formadores, puso límites.
A partir de julio de 2023, los familiares de los jugadores no ganarán comisiones si no tienen licencia (el padre de Neymar cobró 40 millones de euros por el pase de su hijo de Barcelona a PSG). La nueva reglamentación, que será aprobada en pocos meses, establece que los agentes solo cobrarán hasta un diez por ciento del valor de la trasferencia y que no podrán representar a las tres partes. Además, obligará que las comisiones se paguen en el lugar de residencia del agente.
¿Habrá sido Haaland la última comisión megamillonaria de los representantes? PSG retuvo a precio de oro a Kylian Mbappe y hasta el presidente Emmanuel Macron habló con el crack para que no se fuera de Francia. La prensa más amiga de Florentino Pérez, todopoderoso presidente de Real Madrid, reaccionó furiosa al desplante y apuntó contra el poder de Qatar. Llevamos años creyendo que la burbuja del fútbol estallará algún día. Pero solo sigue creciendo. Porque aparecen Estados petroleros, fondos de inversión, criptomonedas o nuevas plataformas que precisan la zanahoria de los goles para imponerse en el mercado. Las eternas zonas grises del fútbol, en los tiempos de Artime y también en los del Fair Play Financiero, atrajeron siempre dinero multicolor. Y las casas de apuestas, que antes eran palabra prohibida, hoy están en camisetas, canchas, patrocinios de Federaciones y con anuncios masivos en plena trasmisión del partido.
En nuestro fútbol más pobre, Bragarnik representa mucho más de tres partes. Es nuestro Qatar posible. Tiene jugadores, técnicos y hasta clubes. Algunos lo ven como Papá Noel. Otros no preguntan qué jugadores traerá, sino con qué juveniles podría quedarse. Y ahora aparece con Tevez. Todos los movimientos del Tevez-jugador tuvieron misterio. El fondo MSI, el agente iraní Kia Joorabchian, Arribas, China. Su carrera como DT no tenía por qué comenzar diferente. Su nombre, el bombo mediático y los supuestos refuerzos de Bragarnik (y algunas gestiones destacadas) generan ilusión.
Pero también hay decenas de socios que desconfían y pedirán a la justicia que exija que se muestren los contratos. Critican a una Comisión Directiva que, a cuatro meses de las elecciones, pretende, dice el socio José Abelí en el diario La Capital, “privatizar el club de manera artera y encubierta”. Central fue fundado en 1889 por obreros ferroviarios y su primera sede fue un vagón de ferrocarril. Alguien recordó “Extraños en un tren”, vieja película de Alfred Hitchcock. En Argentina la conocimos como “Pacto Siniestro”.