River y su noche festiva en la Copa Libertadores: goleó a Colo-Colo y volvió a su versión arrasadora
En un Monumental repleto, el equipo de Gallardo, a pesar de tener varias bajas por Covid y lesiones, se plantó con un fútbol que lo hace soñar y cosechó un 4-0 que le permitió ganar su grupo una fecha antes del cierre
La victoria de River tiene un importante tinte emocional y actitudinal. Era una cita para marcar presencia. Para volver a afirmarse sobre la tierra en el primer partido que le ofrecía el calendario tras el duro mazazo en el plano local. Para recuperar niveles individuales. Y también para demostrar que sigue teniendo espalda para superar obstáculos. Porque para Gallardo la semana estuvo repleta de dolores de cabeza: Juan Fernando Quintero y Cristian Ferreira sufrieron lesiones musculares y Franco Armani, Javier Pinola y Tomás Pochettino no pudieron estar por contagiarse de Covid-19. Además, Enzo Pérez no jugó por acumulación de amarillas y el plantel tiene otros cuatro lesionados (Robert Rojas, Matías Suárez, Felipe Peña y Flabian Londoño), por lo que solo hubo 19 jugadores convocados.
Pese a todo, el equipo dio la cara. Fue de menor a mayor y se afianzó para ser claro dominador y merecedor del triunfo. Primero, con mucha actitud para navegar los primeros minutos frenéticos ante un Colo-Colo que salió decidido a buscar el partido. Y después, con tramos de buen fútbol y conexiones ofensivas muy interesantes en velocidad para aprovechar los espacios que ofreció el equipo chileno. Tan es así que el arquero Brayan Cortés fue un sostén crucial para evitar una goleada aún mayor.
Anoche, Gallardo debió hacer tres cambios obligados: Ezequiel Centurión por Armani, Bruno Zuculini por Pérez y Agustín Palavecino por Pochettino. Pero, además, dispuso una cuarta variante: Emanuel Mammana ocupó el lateral derecho por Andrés Herrera y tuvo una más que correcta tarea. A pesar de las modificaciones, sostuvo el esquema 4-1-4-1, que se fue desdoblando a un 4-1-3-2 con Esequiel Barco más cerca de Álvarez. Y todo el bloque ofensivo tuvo una noche que terminó siendo brillante: Enzo Fernández la rompió, De La Cruz fue figura, Palavecino demostró que puede volver a su nivel, Barco es desequilibrio puro y Álvarez volvió a estar iluminado.
Así y todo, el trámite del primer tiempo fue parejo. Con mucha fricción, ninguno de los dos pudo adueñarse de la pelota con facilidad y a ambos les faltó claridad para poder asociarse y llegar con facilidad al área. Colo-Colo demostró personalidad y firmeza para plantar bandera en el Monumental e incomodar a River durante los primeros 20 minutos. Pero, salvo por algún destello de los externos Pablo Solari y Gabriel Costa, no contó con llegadas.
Sumado a eso, tras ese primer tramo, River comenzó a crecer. Con más actitud que fútbol. Pero recuperó confianza, fue dominando con más claridad la pelota y empezó a juntar pases para jugar con otra prestancia. Cuando no podía encontrar el hueco para lastimar, probaron Palavecino, De La Cruz, Álvarez y Enzo Fernández con remates de media distancia. Hasta que a los 41 minutos destrabó el partido con una linda jugada colectiva que derivó en el fortuito 1-0 de Agustín Palavecino.
El gol para River era más que necesario. No solo para poder abrir el marcador, sino también para potenciar la confianza y seguir creciendo. Y lo confirmó con un segundo tiempo de alto vuelo. A pura velocidad, intensidad y hambre de gol. Un vendaval de energía para ganar el partido y dejar KO a Colo-Colo tras el 2-0 de Nicolás De La Cruz a los siete minutos. Y luego, frente a un rival golpeado y vencido, se despachó con una ráfaga en dos minutos: a los 21′ convirtió David Martínez y a los 23′ marcó Barco. Todo a favor.
La noche fue perfecta para River. Ganó, gustó y goleó 4-0. El público despidió al equipo entre aplausos y ovaciones, especialmente para el técnico Marcelo Gallardo. La derrota con Tigre empieza a dejarse atrás con una actuación contundente y necesaria. Ahora, le quedará el compromiso del miércoles frente a Alianza Lima de local para cerrar el Grupo F con la intención de acumular otro triunfo, alcanzar las 16 unidades, sumar la mayor diferencia de gol posible y terminar entre los mejores clasificados a los octavos de final. Después, tendrá 11 días hasta el inicio de la Liga Profesional para mezclar descanso y preparación. Pero la noche de ayer es un buen puntapié para crecer y ser un equipo más seguro en los tramos decisivos.