Nubarrones para Eric
El fichaje del danés Andreas Christensen y la petición de Jules Koundé demuestran cierta desconfianza en la proyección de un central que llegó para ser referente en el Barcelona.
Más allá de partidos puntuales como el del Bernabéu, donde estuvo soberbio (con el asterisco de que aquel día Benzema no jugaba y las dificultades fueron menores porque Ancelotti se inventó a Modric de falso ), el central ha salido en demasiadas fotos de goles rivales. Eric empezó la temporada con una roja en San Mamés (después de un buen debut, eso sí, ante la Real) y ha terminado regalando un penalti decisivo el día del Eintracht. Por el camino, estuvo blando en la derrota ante el Cádiz y ha tenido algún que otro error de consideración. Se le echa en falta contundencia en el choque y concentración para evitar regalos.
A pesar de sus 21 años, Eric es un jugador con la cabeza bien amueblada y con capacidad de autocrítica. Entiende el modelo de juego del Barça y sabe que no es fácil asentarse en ese tipo de defensa salvo que se sea un privilegiado como Piqué cuando aterrizó en 2008. Sabrá darse tiempo pero, como cualquier futbolista, también necesita confianza.
Ha aprendido, seguramente, del mejor, como es Guardiola en el City; y tiene el respaldo, importantísimo, de Luis Enrique en la Selección. Con Xavi le está costando más. Esa petición de Koundé le puede hacer sospechar que la fe no es ciega en él. Pero el técnico también está en su derecho de pedir refuerzos para la parte de atrás porque Umtiti y Lenglet han sido un lastre en los últimos tiempos y nadie sabe cuánto aguantará el físico de Piqué. Xavi ha pedido velocidad y ese no es el fuerte de Christensen. Eric sí es un jugador que arriesga adelantando la línea. Tal vez eso le haya jugado una mala pasada este curso. Lo que sí queda claro es que la temporada que viene va a ser un reto sensacional para el medallista olímpico.