Nacional 3-0 Bragantino: despedida a un torneo y aterrizaje en la Sudamericana
El tricolor ganó jugando un excelente primer tiempo, pero la goleada de Vélez sobre Estudiantes lo condenó a disputar los octavos del segundo torneo continental.
Diego Zabala y Cándido se llevan los elogios de la noche, ya que participaron en dos de los tres tantos.
Primer tiempo
Antes del partido Alex Castro fue exigido y respondió bien, por lo cual su dolor en el tobillo cedió y pudo estar desde el inicio como extremo. Ello permitió que Pablo Repetto mantuviera su clásico 4-2-3-1. La presencia de Diego Zabala por detrás de Gigliotti le dio explosión al equipo ya en los primeros minutos y dio resultados rápidamente, porque Nacional no solo se paró en campo rival, sino que concretó.
Un gran pase filtrado de Cándido a Zabala al minuto 8 siguió con el disparo del mediocampista, el rechazo del arquero a medias y la entrada a toda velocidad de Alfonso Trezza para marcar el 1-0. Tranquilidad para manejar el partido de allí en más, porque ganar es la única opcion.
Y así fue, porque ni siquiera las (malas) noticias del gol de Vélez alteraron el plan de juego. Toques, desmarques, rotación y bochas profundas siguió siendo la receta para cocinar el segundo gol. Llegó a los 30' luego de otra muy buena jugada colectiva, en la que Zabala tiró la diagonal hacia afuera, recibió un muy buen pase de Carballo, picó, mandó el centro al corazón del área y allí estaba Cándido, el lateral izquierdo que había iniciado la jugada del primer gol, para cerrar la pinza y mandar la pelota al fondo del arco.
Nacional jugó quizás sus mejores 45 minutos desde la llegada de Pablo Repetto. Con velocidad para atacar y defender, fue un equipo dinámico, siempre en movimiento, tirando diagonales para explotar espacios y sorprendiendo en el área con más de una opción de pase. Tuvo que actuar Sergio Rochet en algún momento, es cierto, pero sus compañeros juegan tranquilos y sueltos porque saben que él está ahí.
Segundo tiempo
No
había necesidad de variantes y Repetto no las hizo. El técnico mandó a
los mismos 11 y casi cae el tercero cuando a los 47' Nicolás Marichal
sacó un tremendo disparo de sobrepique que el arquero mandó al córner.
Zabala
tuvo un par de ocasiones más para anotar, pero de a poco el equipo
comenzó a bajar el ritmo y pasó, más que a buscar el tercer gol, a
cuidar la diferencia. En eso tuvo que ver el técnico, porque para no dar
ninguna ventaja sacó a los dos laterales (que tenían amarilla) y
reforzó las bandas con los ingresos del Pumita Rodríguez y Almeida.
De allí en adelante el tricolor no pasó ningún tipo de urgencia. Controló el juego, se arrimó poco al área rival, pero sobre el final encontró un penal que Franco Fagúndez (había reemplazado a Zabala) convirtió en el tercer tanto con mucho suspenso, porque disparó, el balón dio en un caño, golpeó la espalda del arquero, dio en el otro palo y rodó por toda la línea antes de superarla por centímetros.
Fue el alivio total en el Gran Parque Central, que en sus tribunas vivió una noche agridulce, porque se terminó el sueño de la Libertadores, ese que se había hipotecado una semana atrás con la derrota ante Vélez, pero el equipo dejó muy buenas sensaciones y además ahora inicia otra ilusión: la Copa Sudamericana, un torneo que parece más al alcance de los uruguayos.