Mourinho lleva a la Roma a una final… 31 años después

Los giallorossi tumbaron 1-0 al Leicester gracias a un testarazo de Abraham y se jugarán la Conference ante el Feyenoord.

Mirko Calemme
As
Trabzonspor, CSKA-Sofia, Zorya Lugansk, Bodo Glimt, Vitesse, Leicester... Y ahora, Feyenoord. Seis rivales y 14 partidos después, Mourinho ha conseguido la final de la que ha definido como "su" competición de este año, la Conference League. La Roma batió al Leicester por la mínima y, tras el 1-1 de la ida, se aseguró un sitio en su primera final internacional de los últimos 31 años. Lo hizo con una ilusión impresionante, el más grande regalo que supo hacerle el Special One a una hinchada que no gana nada desde 2008 y, con su llegada, sintió desde el principio que algo iba a cambiar.

La Curva Sud acogió a los equipos con un tifo en latín, "in Britannia cuncti nomen romanorum horrebant" ("En Britannia todos temían el nombre de los romanos") y los jugadores romanisti respondieron como gladiadores, convirtiendo en energía su enorme empuje.
El arranque giallorosso fue impresionante y puso las bases para el golazo que rompió el partido. Pellegrini, que había rozado el 1-0 con una falta, ejecutó un córner perfecto que Abraham cabeceó a la red superando con fuerza a Pereira. Con este, el fichaje estrella romanista suma 25 tantos. Este fue, sin duda, el más importante.

Zalewski, 20 años, fue otro gran descubrimiento de Mourinho, que le subió del equipo Primavera y le convirtió en un hombre clave. De sus llegadas y sus asistencias para Pellegrini llegaron más peligros para el Leicester, cuya reacción, antes del descanso, no supo darle trabajo a Rui Patrício. Claudio Ranieri fue, inesperadamente, uno de los protagonistas de la reanudación. Cuando su cara apareció en las pantallas gigantes del Olímpico, tanto los hinchas locales como visitantes se olvidaron del partido y le dedicaron una ovación. Fue un momento muy bonito en una segunda parte con menos intensidad, en la que Mourinho cambió claramente su plan.

Le dejó el balón a los de Rodgers, que acabaron con el 63% de posesión, y apostó por los contragolpes para firmar la sentencia. Abraham tuvo uno, pero esta vez no estuvo fino, mientras que la defensa giallorossa fue perfecta. El Leicester cerró el partido con apenas dos remates a puerta.

El único, verdadero susto llegó en el 92', cuando Maddison llegó a centímetros del poste con un disparo a quemarropa desde la frontal. Después, se desató la fiesta de los romanisti, en una de las noches más felices de su historia. No será una Champions, pero un club de Italia por fin tiene serias opciones de interrumpir su sequía de títulos europeos, presentándose como favorito a una final. Y lo puede conseguir Mourinho, el último que levantó uno en 2010. No es casualidad.


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