Los viejos rockeros de Warriors mandan un mensaje en Memphis

Curry y Thompson deciden en un apretado final un auténtico partidazo para abrir la serie entre Grizzlies y Warriors. Ja Morant falló la última acción.

Mike Maestre
As
En un lugar tan icónico como Memphis, en el estado de Tennessee, no hay lugar para los que no tengan oído musical. Y las partituras de más calidad durante los últimos años las llevan firmando, entre otros, varios jugadores de los Warriors. El equipo ha tomado un camino renovado esta temporada y en la segunda eliminatoria de los Playoffs 2022, después de apartar del camino a un MVP como Nikola Jokic, se miden con los Grizzlies. 


Sangre nueva para un juego viejo y en el que algunos tienen los mejores trucos en la cabeza. Draymond Green es uno de ellos, y no estuvo listo (acabó expulsado por un doble golpe a Brandon Clarke ante el que no tuvo perdón), y otros dos que van en la lista son Stephen Curry y Klay Thompson. Tres jugadores de leyenda y tres campeonatos a sus espaldas en la última década, además del hito de cambiar el baloncesto con un estilo desvergonzado. Eso son también los Grizzlies, una plantilla sin vergüenza alguna y con un talento que les puede hacer triunfar próximamente, pero se han topado con gente que lleva mucho más camino andado y se conoce los atajos. Ja Morant es el que ejemplifica bien a Memphis, un toque altivo y una verticalidad que quita el hipo, y fue el que les desafió hasta el final pero errando al final: una bandeja de las suyas, en una última posesión para ganar con tres segundos de sobra en el reloj, no entró. Curry y Thompson le defendieron, dejando sus años a un lado y poniendo el cerebro al servicio de sus piernas, en un par de acciones, contando con esa definitiva, en las que no hizo falta ni Green ni otros especialistas. Genios del ataque metidos en el barro para mandar un mensaje muy claro: aquí está Golden State y, con las energías renovadas, hay que matarlo siete veces para que no se levante ocho. En la ciudad que encumbró a Elvis Presley, el rey del rock, la otra enseñanza es que los viejos rockeros nunca mueren.

Tuvieron que batallar en la segunda los chicos de Kerr sin Green. Fue sancionado con una flagrante de tipo dos, que implica la descalificación del encuentro, por una acción con Clarke que estaba muy en el límite. Green golpeó con un manotazo en la cara al ala-pívot rival y, en el aire, le agarró. La jugada fue fea y los árbitros consideraron que no era merecedora de perdón. Justo ese momento fue el de la mayor explosión del FedEx Forum, ya que siguió una secuencia tal que así: defensa asfixiante de Anderson a Curry, un taponazo de Melton al propio Steph, un contragolpe del equipo y la terminación por parte de Morant recogiendo el pase alto para hundirla con fuerza. Melton había parecido anteriormente para ayudar a Bane o Morant, sobre todo este último, a diversificar las tareas de anotación ante un rival que tanto exige. Esa explosión dejó dispuesto un marcador al descanso de 61-55.

Este partido, sin embargo, iba a estar lejos del desenganche. Y el tercer cuarto fue el mejor ejemplo. Respuesta tras respuesta, más testosterona y menos miedo en cada una de ellas, y distancias cada vez más exiguas. Curry abrió fuego con un 3+1 para desquitarse de la defensa y castigar a Morant, iracundo porque el error era suyo y lo quiso pagar con otro. Poole le metió el veneno en el cuerpo a Jaren Jackson con un triple al que contestó el interior con dos, nada más llegar al ataque. Y Wiggins respondió. Y Jackson volvió a hacerlo. Y luego Melton (14) otra vez. Y luego Jackson (33) otra vez. Y luego Poole (31) otra vez. Y luego Curry (24) otra vez. La secuencia en esos seis minutos de mediado el tercer periodo fue para perder la cabeza.

Jenkins hizo descansar a Morant y Jackson al mismo tiempo al inicio del último cuarto y Kerr, con Poole como ejecutor, dio un golpazo. Los Warriors sí estaban rozándolo: estaban a punto de quitarse la cuerda que les unía al contrincante. A diez. Y volvieron rápido y el punto se lo apuntó el cuerpo técnico local: Curry y Thompson eran las únicas armas de ataque y estaban siendo neutralizadas. Pero que no se les dé por muertos porque pasa lo que pasa. Después de verse sólo uno por encima a falta de cuatro minutos, triple de los que parecen fáciles de Curry tras bloqueo después de una señalización errónea en su contra. El juego de toque llevó a Memphis a ponerse incluso por delante. Así se entró al último minuto. Klay, entonces, recibió un balón y, con una tranquilidad pasmosa, pasó el balón de derecha a izquierda sujetándolo con ambas manos y se cuadró para meter un triplazo. En la acción siguiente Curry asumió la defensa de Morant en la que Poole había fallado durante los minutos calientes y le quitó el esférico en una penetración, tan difícil y tan meritorio. Klay, eso sí, falló dos tiros libres para asegurar una prórroga. Todo quedó en un salto entre dos, la posesión para los Grizzlies y tres segundos en los que Ja no pudo rematar la victoria por obra ya gracia de la defensa de, sí, Klay. Y todo acabó: espectáculo del bueno, electricidad que se traspasa y 116-117.

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