'Invasión Secreta': el fin de la revolución Bendis en Marvel
El evento en el que los Skrull atacan la Tierra es el colofón a un plan que la plana mayor de Marvel trazó varios atrás años y que influyó en múltiples colecciones.
Roberto Hernández, MS
'Invasión Secreta' es más una conclusión y el pegamento de una serie de eventos que un evento individual en sí mismo; durante principios del siglo XXI los ejecutivos y creativos de Marvel habían llegado a la conclusión de que muchas de sus colecciones daban síntomas de agotamiento, así que trazaron un plan para poner patas arriba ese universo decante y crear un nuevo orden, que incluía una manera más adulta de enfocar las historias y la presencia de figuras emergentes en detrimento de los grandes clásicos de la editorial.
Desde que Bendis diera el pistoletazo de salida al proceso en 2004, una serie de sucesos (eventos) se fueron encadenando hasta llegar a Invasión Secreta (2008): la disgregación de Los Vengadores (Vengadores Desunidos-2004), la locura de la Bruja Escarlata (House of M-2005), el paso a la clandestinidad de héroes de primera línea (Civil War-2006), la muerte del Capitán América (2007), el exilio de Hulk (World War Hulk-2007) y la disgregación de los superhéroes en mini equipos repartidos por los diferentes Estados (La Iniciativa, 2007). Aunque tratadas como situaciones independientes todas ellas tenían un denominador común: la pérdida de peso de los personajes más poderosos del universo Marvel.
No hay que fiarse de nadie
En este contexto llega Invasión Secreta, que presenta el ataque a la Tierra por parte de los skrulls, una raza alienígena capaz de adoptar cualquier forma y que durante años se había estado infiltrando tanto en los grupos de superhéores como en SHIELD. En este proceso ha ido sustituyendo personajes relevantes por agentes durmientes que eran replicas exactas del personajes original. Muchas de las situaciones inexplicables de aquellos eventos encontraban así un relato coherente ya que formaban parte de un plan trazado por los extraterrestres para minar la resistencia humana.
Para entender el origen de este conflicto hay que remontarse a principios de los años 70 a la Guerra Kree-Skrull durante la cual varios superhéroes fueron tomados prisioneros por los ‘cambiaformas’ y sus poderes, replicados. Desde ese mismo momento los skrulls entienden que la Tierra forma parte de su imperio y su misión sagrada es liberar al planeta y a sus habitantes de un sistema de gobierno que fomenta el enfrentamiento, es la promesa de una vida mejor la que mueve los grandes engranajes de una guerra santa de liberación.
Una trama de espías
La historia del enemigo infiltrado cuya identidad es desconocida la toma directamente Bendis del cine de los 50-60, que entonces es un espejo de la paranoia que se vivía en la sociedad norteamericana por la presencia de agentes comunistas en suelo estadounidense. Películas como 'La invasión de los ladrones de cuerpos' (Don Siegel, 1956) o 'El mensajero del miedo' (John Frankenheimer,1962) reflejan ese miedo a no saber si la persona que está enfrente es un amigo o un enemigo. Pero Bendis saca poco partido de este juego ya que apuesta más por la acción que por la intriga, resuelve de prisa y corriendo muchas situaciones que, por ejemplo en manos de Ed Brubaker, hubieran dado mucho juego.
La sensación es que Bendis llega a este punto del relato general agotado creativamente y decide solventar por la vía del KO una historia cuyas piezas había tardado varios años en encajar, pasa algo así como en las películas de Alex de la Iglesia donde el desarrollo suele ser mucho más interesante que el desenlace. Hay partes del relato como la motivación religiosa que parece impulsar el conflicto o la necesidad de secuestrar a Reed Richards que se dejan sin explicación coherente. Por no hablar de la participación de muchos personajes que durante mucho tiempo han copado la primera plana y que de repente asumen un rol secundario o son directamente ignorados.
Una pareja consolidada
En la parte creativa, el dibujante Leinil Francis Yu se hace cargo de los lápices; el filipino es un viejo conocido de Bendis de su etapa en Los Nuevos Vengadores y resulta el artista ideal para un cómic que apuesta más por lo visual que por la narrativo. Yu se mueve bien en las grandes ilustraciones a doble página que presentan acción a raudales y muchas figuras en la composición, pero la disposición de las viñetas no ayuda a mejorar la narrativa, visualmente las páginas son impactantes, pero hay demasiadas viñetas sin texto y excesivamente grandes… aunque eso es culpa del guionista al 80%.
Consecuencias
El precio que pagan los superhéroes por Invasión Secreta no es barato, por un lado, y como es habitual en Bendis, hay muertes y por otro lado la vieja guardia cae en desgracia dando paso a un nuevo orden en el que Norman Osborn (Duende Verde) se hace con el control tanto de la seguridad nacional, a través de HAMMER, como de los vigilantes (Vengadores Oscuros). Se inicia así Dark Reign, que es la antítesis de lo que había significado la Edad dorada de los superhéroes. Ahora los villanos son los encargados de la protección, las conspiraciones están al orden del día y los ciudadanos ceden derechos a cambio de seguridad. Todo ello es un reflejo de una sociedad norteamericana que aún vivía conmocionada por el 11-S, donde agentes infiltrados habían atentado contra EE UU, y por una guerra en Afganistán en la que organizaciones de contratistas, de dudosas motivaciones, tomaban foco.
Es cierto que Invasión Secreta no es ni de lejos el mejor trabajo de Bendis, pero también hay que reconocerle el enorme mérito de conseguir que los cómics de Marvel se movieran en códigos más adultos y pegados a una realidad que, aunque tamizada por la fantasía, emparentaba con la vivían día a día sus conciudadanos.