Insúa en San Lorenzo: uno de los nuestros
El regreso de Rubén, un símbolo que se bancó la mala como jugador y que nos dio una gran alegría como técnico es emocionante y significa mucho para los hinchas..
En el 89/90 vestí sin pena ni gloria (pero con orgullo) la azulgrana. Jugábamos contra Independiente, cancha de Ferro. El Gráfico dijo que fue 3-3 y que Rubén Insua nos hizo dos golazos. Por una vez y desde adentro veía cómo un jugador, vistiendo otra enorme camiseta, se daba media vuelta y caminaba casi dolido mientras un racimo rojo lo abrazaba. Era Rubén haciéndole dos goles a SU San Lorenzo.
Ése que lo vio número 10 fino, elegante, colimba al debutar en el Gasómetro, sufrir enseguida la pérdida del estadio (jugando contra Boca el último partido), el descenso, calzarse la 5 y, melena rubia al viento, cerrar esa herida con el penal del ascenso en Vélez. Oyendo, claro, el “Insua es lo más grande del fulbo nacional” que ya gritábamos en todas las canchas
Después llegó el DT, estilo silencioso, campeón del trabajo, la honestidad y de la Sudamericana.
Hoy, más experiencia, un discurso más amplio y agradable, la melena continúa y el amor por el club también… “Estoy en el lugar donde quería estar“, dijo. Estaré sensible, pero me emocionó. ¿Sabés por qué? Porque le creo.
Está feliz, y si su equipo lo representa, todos nos sentiremos representados. Porque en esto que tiene tanto de Dieguitos y Mafaldas, de Bianchis y Gallardos, volvió Rubén. Uno de los nuestros.