Griezmann, ilusión por el futuro

Madrid, As 
Antoine Griezmann solo piensa en rojiblanco. El francés regresó al Atlético en el último minuto del mercado veraniego y a la incertidumbre de llegar con suspense sobre la bocina se han sumado varios contratiempos que no le han permitido rendir al nivel previo a su marcha al Barcelona.
Instaurado en una sequía de 15 encuentros consecutivos sin ver puerta, desde el 6 de enero contra el Rayo Majadahonda, Griezmann se queda sin tiempo para evitar igualar su peor cifra anotadora en la última década, donde siempre había superado la decena de tantos (desde que acabó con ocho en la 2011-12 en la Real Sociedad). Actualmente suma esa misma cifra, pero en el Martínez Valero demostró que lo primero es el equipo y luego el apartado individual.

Si Griezmann podía haber pecado de egoísta en las últimas citas, ha primado los puntos para clasificarse a la Champions, entregando el balón a Carrasco en los dos últimos penaltis y cediendo en Elche el esférico a De Paul para que empujase a la red una acción donde el francés había quedado mano a mano. Cuando Griezmann empezaba a mostrar señales de recuperación y unas sensaciones previas a su adiós, la lesión sufrida en el Santiago Bernabéu el 12 de diciembre tras una dura patada de Carvajal le dañó notablemente.


Un jugador que había destacado siempre por su resistencia física y que se vio relegado a ese apartado tan ingrato para el deportista. Regresó en Copa contra el Rayo Majadahonda para recaer de sus problemas musculares tras hacer un golazo y desde su vuelta en febrero siempre ha parecido jugar con el freno de mano de cara a disparar a puerta. Como si de su mente no se escapase ese miedo a regresar a la enfermería. Pero, en las últimas citas Griezmann vuelve a parecerse a sí mismo. Su entrada en el derbi mejoró al equipo y tuvo dos ocasiones claras para recuperar el gol contra el Real Madrid. Una semana antes se había estrellado con el larguero en San Mamés y ante el Elche su movilidad fue un quebradero de cabeza para los de Francisco.

Si de cara a puerta no está siendo definitorio, Griezmann sí fue clave como lanzador del equipo. Ante el Madrid ya demostró su buen entendimiento con Cunha, generando mucho juego desde segunda línea. Y contra el Elche ejerció de playmaker, organizador y futbolista determinante más alejado del área. Bajando a recibir y combinar, en un balón al espacio para Lodi se inició la jugada con la que Cunha abrió el marcador. Si esa acción la comenzó perfilado a la banda derecha, el segundo lo creó en la izquierda, con plena libertad de movimientos. Se zafó, buscó por el medio a De Paul, recibió la pared y se la devolvió para que la empujase el argentino.

El Atlético cumplió en Elche su objetivo de certificar los puestos Champions, pero se ha quedado muy lejos de pelear por revalidar su título liguero. Sin un goleador en el equipo, Griezmann asumió su parte de responsabilidad tras el encuentro. “Hasta la lesión estaba muy bien. Luego me tocó una parte complicada, no poder entrenar ni jugar. Tras la lesión, ahí estoy, intentando recuperar mi mejor nivel, no he hecho goles y el equipo lo ha echado en falta, yo también, pero sigo trabajando para el equipo, arriba o en defensa. El gol volverá. Tengo mi parte de culpa en los resultados malos tengo y lo asumo”.

Pero, una vez conseguido el regreso al lugar donde más feliz ha sido, Griezmann solo se imagina continuando en el Atlético, que también quiere que siga y para ello conversará largo y tendido con el Barça, más ahora con la entrada en el escenario de Morata. “¿La próxima temporada? Quiero ser importante y decisivo, no es normal estar tantos partidos sin marcar”. Por el momento tiene dos partidos para reencontrarse con un gol que tanto de menos ha echado tanto Griezmann como el Atlético.

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