Giorgio Chiellini, el guerrero que se despide de Italia y siente el placer de hacerlo contra Lionel Messi
El defensor de 37 años y 116 presencias disputará el miércoles su último partido, el primero contra Leo en el nivel seleccionado
Dos figuras de larga trayectoria internacional se encontrarán por primera vez en una cancha con sus seleccionados. El talentoso, creativo, contra un consumado exponente del quite, el anticipo y, si la acción lo requiere, del choque físico. Será una ocasión especial para el zaguero de 37 años, que también cerró su etapa en Juventus y se lo vincula con la MLS de los Estados Unidos. “Será un placer jugar mi último partido para Italia contra Messi”, expresó Chiellini en la conferencia de prensa en Coverciano, el complejo de los seleccionados.
“Cuando uno es un niño sueña con jugar en la selección porque es lo máximo que puede logar un futbolista. Jugué 17 años con Juventus y 18 años con la selección: fueron parte fundamental de mi vida. Es un segundo adiós; estos fueron mis dos grandes amores de mi vida, dos grandes historias de amor. Extrañaré especialmente el vestuario”, agregó Chielllini, que en julio último levantó la Eurocopa en el mismo estadio que recibirá a los dos campeones continentales.
El adiós se precipitó por la sorpresiva eliminación que sufrió Italia ante Macedonia del Norte en el Repechaje para el Mundial de Qatar. Zaguero aguerrido, con pasta de líder, aficionado a la lectura de autores filosóficos, el defensor nacido en el sur de Italia, en Pisa, atravesó con Italia la peor etapa mundialista. Debutó con la Nazionale en 2004, pero no formó parte del plantel que dirigió Marcello Lippi y fue campeón en Alemania 2006.
Empezó a tener continuidad y ser titular cuando Italia no pasó de la etapa de grupos en los mundiales 2010 y 2014, y se quedó afuera de los de 2018 y 2022. Su último partido por un Mundial dejó un incidente muy recordado. Italia y Uruguay se jugaban bajo el calor húmedo de Natal (Brasil) la clasificación a los octavos de final. Las fricciones pasaron a una escala más grave cuando Luis Suárez mordisqueó el hombro de Chiellini en el área.
No existía el VAR, pero una investigación disciplinaria posterior de la FIFA excluyó al delantero uruguayo del Mundial y lo sancionó por cuatro meses, período que postergó su debut en Barcelona, que ya había comprado su pase.
Uruguay ganó 1-0 e Italia se volvió a casa. Las decepciones en los mundiales fueron atenuadas con la Eurocopa conquistada hace menos de un año, en la que Chiellini formó pareja central con su amigo y escudero Leonardo Bonucci. Con Juventus ganó nueve scudettos, pero se le negó la Champions League. “Lo que también aprendí en mi larga carrera es la cultura de la derrota, el deseo de revertir la situación después de perder”, reconoció a modo de balance.
Cuando Chiellini fue mordido por Suárez
“Quería cambiar mi historia con el Mundial, lamentablemente no lo logré. Por el contrario, siempre viví la Eurocopa como protagonista y ganamos la última. No me arrepiento de nada. Estoy disfrutando de las últimas semanas, ¿Mi futuro? Después de Londres, iré con mis hijas a Disneylandia y queda todo junio para decidir. Luego evaluaré”, expresó, y se animó a dar el nombre de su sucesor: “Bastoni (zaguero de Inter) tiene todo para ser el siguiente pilar de la defensa”. Al sumar 117 cotejos alcanzará a Daniele De Rossi en el cuarto puesto de presencias históricas.
Personaje inquieto, propositivo, Chiellini escribió hace dos años su biografía “In Giorgio”. Le dedica un párrafo a Gonzalo Higuaín, a quien enfrentó cuando era delantero de Napoli y luego lo tuvo de compañero en Juventus. “Cuando lo conocí me sorprendió. Los delanteros suelen ser egoístas, pero él no. Gonzalo es generoso y bromista. Es un chico que necesita cariño para alimentar su potencial”.
Sanguíneo y visceral en la cancha, ante sus compañeros se define como “un capitán sereno y tranquilo”, que intentó transmitir esos valores a los demás. Llegó por primera vez a un seleccionado italiano en 1999, para integrar un Sub 15. “Ha pasado bastante tiempo”, dijo con un tono ya nostálgico. Tuvo como espejo a Fabio Cannavaro, el capitán que levantó en Berlín la cuarta copa del mundo de la Azzurra.
El fútbol italiano lleva tiempo debatiendo si la intención de emular el juego más asociativo que se impuso como paradigma mundial no provocó una crisis de identidad en la cultura del calcio, históricamente más conservadora y más pendiente del rigor táctico que de la posesión de la pelota. Con una larga carrera sobre su espalda y piernas, Chiellini se metió en el tema: “Creo que los dos estilos pueden coexistir. Seguramente tenemos un gran potencial que no podemos desperdiciar. Crecí viendo a Cannavaro, que, en mi opinión, fue el mejor defensor. No debemos perder el placer del contacto con el adversario, con el delantero. Deberíamos poner algún defensa de los de antes en los sectores juveniles. Luego, por supuesto, podemos evolucionar, yo mismo he evolucionado a lo largo de mi carrera”.
Se va Giorgio Chiellini, el que disfruta del “contacto con el delantero”, el que irá a buscar a Messi como último acto de servicio.