El Submarino, a Europa ante un subequipo preocupante

El Villarreal cumplió el guión previsto y desnudó a un Barça que acaba LaLiga segundo, pero con más dudas que certezas después de otro partido desastroso.

Santi Giménez
As
La temporada echó el cierre en el Camp Nou con dos grandes noticias para los contendientes: el Villarreal certificó su clasificación europea y el Barça no jugará más encuentros oficiales hasta el próximo curso para tranquilidad mental de todos sus aficionados. Ganó el Villarreal por 0-2 jugando con las manos en los bolsillos y uno salió del Camp Nou agradeciendo que los castellonenses sólo necesitaran los tres puntos y no golear, porque si llegan a necesitar un saco de goles, lo consiguen. El Villarreal hizo su trabajo ante un equipo blaugrana que olía a rancio y que parece desconectado de cualquier realidad. Tanto, que a varios los integrantes del equipo se les pudo ver al mediodía en Montmeló alternado en la Fórmula-1. Del Circuit, al camp Nou y luego a Australia, donde más de un aficionado culé les dejaría una buena temporada.

El partido, desde el lado blaugrana era para tomárselo de dos maneras: una es la que dijo Xavi en la previa, que se resumía en acabar el curso con buenas sensaciones colectivas; el otro apelaba a nivel individual porque era un partido que apestaba a despedidas particulares. Por parte del Villarreal, el duelo tenía una sola lectura: ganar y asegurarse la participación europea la próxima temporada.

En el lado culé, ni la versión colectiva ni la individual funcionaron. En conjunto, el Barça volvió a ser desde el inicio el equipo plano, romo y desesperante de las últimas semanas. En lo individual, se confirmó lo que se sospechaba: que Adama no está para estos trotes, que Frenkie de Jong tiene la capacidad de rebeldía de una gatito de angora, que Aubameyang se le ha hecho más larga la temporada que al público, que ya es decir, que Ferran y Gavi necesitan urgentemente unas vacaciones y que Lenglet está para hacerse un selfi para demostrar a sus nietos que de verdad jugó en este equipo.

Todos los jugadores que tenían su futuro en el alero dieron más motivos para que les enseñaran la puerta que para que les retuvieran y en cambio, uno que sabe que se queda porque acaba de renovar como es Ronald Araújo mantuvo al equipo. El uruguayo reapareció como una moto.

El Villarreal, mientras el Barça se liaba solo, tenía bastante con aguantar ordenadito y esperar el primer boquete de la defensa culé. Con Alves perdido vaya usted a saber dónde y Adama perdiendo la vigilancia del lateral, el periscopio de Parejo detectó la cabalgada de Pedraza y le sirvió el balón perfecto para batir a Ter Stegen.

Muchas cosas tenían que cambiar en la segunda parte para que el público, que por cierto estuvo estupendo y muy por encima del equipo una vez más, se fuera a casa emocionado con la perspectiva de que en agosto esto irá mucho mejor.

Los primeros minutos de la segunda parte fueron almíbar para el Villarreal y la constatación de que el Barça iba loco por echar la llave a la temporada. Adama Traoré culminó su trágico paso por el Barça con un despeje que no se le permitiría ni a un cadete que puso a Moi Gómez el segundo gol en bandeja para que el Submarino pusiera rumbo a la Conference ante un subequipo que ya navegaba sin rumbo alguno.

La entrada de Ansu aportó alguna esperanza, algo que no podría decirse en los casos de Riqui, Memphis y Dembélé, que volvió a salir entre pitos en el que se supone que es su último partido como barcelonista. Su partido 150, por cierto, que fue celebrado por la cuenta oficial del Barcelona con un montaje en el que se le veía jugando a videojuegos que luego fue borrado. El chiste es inacabable, la chirigota, eterna, la esperanza, escasa.

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