El Madrid esprinta hacia París

El set de los de Ancelotti manda a Segunda a un Levante entregado. Benzema cazó a Raúl como segundo goleador histórico del club. Primer hat-trick de Vinicius.

Luis Nieto
As
Hubo festín del Madrid y chasco mayor y esperado del Levante, desde ya equipo de Segunda. Lo que no hubo fue partido. Ancelotti juntó a Modric, Benzema y Vinicius y la cosa acabó en masacre. El equipo de Lisci no descendió por su invisibilidad en el Bernabéu, pero allí sí llegó con los brazos caídos. Miró la tabla, consideró que no había nada que hacer y no lo hizo en la noche en que Benzema empató con Raúl y el Madrid pasó un control de calidad antes de viajar a París.

Tres semanas y cuatro partidos para preparar una final. La del Madrid es una espera larga, con el riesgo de pasarse o quedarse corto en la administración de esfuerzos, a la que procura darle una vida útil: es una buena oportunidad para calibrar la eclosión de Camavinga, da para saber si en París conviene taparse con Valverde o destaparse con Rodrygo y sirve para desentumecer el banquillo por lo que pueda pasar en Saint Denis. Y de este Madrid se espera que pasen cosas. También hay que buscarse desafíos menores: que Benzema le eche el lazo a Raúl, leyenda sobre leyenda, o que Courtois apure sus opciones de alcanzar el Zamora.

Esa fue la parte lúdica del duelo. El drama lo traía escrito en la tabla el Levante. Una derrota era la guillotina. Salió con ese punto de locura de quien no tiene nada que perder porque ya lo ha perdido todo, pero traía la depresión a cuestas. En un cuarto de hora se había convertido en un coladero. Un buen resumen de lo que ha sido su temporada: no hay ataque que resista una pésima defensa. Y Morales ha sido un comandante sin retaguardia.

El principio del fin

El Madrid se tomó el partido con buen humor, el que espera que le acompañe en París, y con una rotación mentirosa. En esta mezcla estaban Courtois, Modric, Benzema y Vinicius, las cuatro patas que han sostenido esta Liga. Ninguno figuró en el once del derbi y los cuatro se echaron sobre un Levante que llegó cadáver.

A los 13' minutos Modric mandó un balón a espaldas de la zaga granota y Mendy, que le robó la zona a Vinicius, llegó hasta el área sin que nadie saliera ni a saludarle y marcó por el primer palo, el que le regaló Cárdenas. Luego fue tremenda la redención del meta, porque se le vino encima una lluvia de metralla: a Valverde se le fue una, mandó tres al palo, a Rodrygo le anularon un gol, Vinicius perdió otro entre las yemas de los dedos del meta, Benzema cruzó demasiado un disparo... Un asedio que apuntaba a marcador de escándalo en el que el Madrid intercaló una segunda diana, en cabezazo de Benzema a centro de Vinicius, toda una Liga en pareja. El francés cazaba a Raúl. Ya es medalla de plata en el cuadro de honor de goleadores del club.

Casi de inmediato Rodrygo hizo el tercero, a puerta vacía, en envío de Modric. El brasileño le ha cogido el gusto al corazón del área, y no solo en la Champions. A falta de atrevimiento le acompaña la astucia.

La guinda de Vinicius

Antes del descanso, Lisci quitó a dos por no quitar a todos y cambió el 3-5-2 por un 4-2-4. No aspiraba a un volantazo sino a mandar un mensaje de que se puede perder la categoría pero no la compostura. Tampoco estuvo ahí la solución. Al filo del descanso Vinicius llenó de sal la herida. 21 goles suma y pinta que no va a soltar ese fusil.

La segunda mitad fue aún más relajada. El Madrid ya tenía el estómago lleno y le bajó la adrenalina. Y el Levante quiso quitarle vinagre a la derrota intercambiando ocasiones en un partido sin centrocampistas, sin repliegue, sin tensión y sin emoción. Ancelotti metió a Mariano porque nunca se sabe a quién se podrá necesitar en París y luego fue retirando titulares, pero antes Modric, Benzema y Vinicius pusieron el adorno final: pase profundo del primero, varios golpes de cintura del segundo para regalar el tanto al tercero. Un gol con letra y música. El brasileño cerraría la cuenta después con su primer hat-trick.

Un cuartito de hora le dieron a Peter en un año poco provechoso para la cantera (también tuvo minutos Gila) y hasta se marcó un eslalon inconcluso. Y otro partido entero le regaló Ancelotti a Vallejo, empeñado en demostrar que ha merecido más. Fue una noche en que todos bailaron sobre la tumba del Levante.

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