El Barça se apunta a la épica

El Barcelona de Xavi se aseguró la Champions de la próxima temporada en un partido espeso hasta que en los minutos finales lo animó Ansu, lo igualó Bartra y lo decidió un Alba definitivo.

Santi Giménez
As
Vive el Barça tiempos confusos y de catarsis en los que el estilo y el dibujo han dado paso a la moda futbolística que impera, que es la épica del último minuto. Y bienvenida sea porque gracias a ella, el equipo barcelonista logró confirmar su presencia en la próxima Champions después de ganar en el Benito Villamarín por 1-2 con un golazo de Alba en el descuento que dio valor a uno de Ansu que vale mucho en el presente y muchísimo de cara a futuro que hizo inútil el empate de Bartra. El equipo de Xavi ganó su primera final en la Liga de cinco que anunció su técnico.

El partido del Villamarín se inició con un pasillo que daba a entender una especie de tregua entre dos compadres que han salido de fiesta y tratan de alargarla después de que la noche anterior haya sido de diversa suerte para ambos. Mientras el Betis llegaba dolido, cansado pero triunfador y con ganas de ir despacio, el Barcelona salió después de haber trasnochado lo mismo, pero sin gloria, sólo desgaste. Ambos parecieron firmar un inicio lento y pausado de ese día siguiente al desparrame.

El Betis, tuvo un inicio alegre por la jarana de la grada, el Barça tuvo suficiente con que no le marcaran de entrada. Entre esa resaca brumosa de ambos equipos, que claramente necesitaban un café para espabilarse, el equipo de Xavi trataba de sobrevivir con Neto de portero, porque Ter Stegen seguía indispuesto. Que el de Terrassa, ya con la Liga perdida decidiera exponer al luso que está en el escaparate antes que a Tenas, que podría tener un futuro es tema para analizar en el futuro.

La táctica del Betis post Copa, post feria y ante esprint final era básica: pelotas al lado de Alves y tratar que Juanmi desbordara al brasileño. Por parte del Barça, el plan era bastante parecido: balones a Dembélé y que creara algo de peligro. Lo creaba y lo desactivaba en la misma jugada. Nada nuevo bajo la noche sevillana.

Lo más destacado del primer acto fue la lesión de Bravo al cuarto de hora de la primera parte, que dio entrada a Rui Silva, que nada más ingresar en el terreno de juego voló para enviar al larguero un cabezazo de Araújo.

El Betis, al tran-tran correspondió a esa ofensa con un disparo de Guido al palo. Las únicas acciones que animaban una velada que sólo podía animarse cuando el partido se rompiera, más, porque nació descalabrado.

Que el encuentro iba camino de la sala de despiece estaba cantadísimo. La cuestión era ver quien sería el que aprovecharía los despojos del rival. Dembélé amenazó y pasó lo de siempre (nada) y Neto evitó los golpes de Juanmi. En un partido sin dueño, todo quedaba en manos de la inspiración individual o del error colectivo. Era cuestión de esperar.

Y cansado de esperar, Xavi cambió para el tramo final del encuentro a toda su delantera: entraron Adama, Ansu y Aubameyang. Y la cosa funcionó porque el ángel de Ansu sigue cuidando a un jugador que necesitó un minuto y 17 segundos para marcar tras haber amenazado en el primer balón que tocó.

Pero el Barça es tan esclavo de sus virtudes como de sus deficiencias. Donde Ansu puso la virtud, la defensa blaugrana dictó la penitencia para que un minuto después del tanto del chaval, Bartra marcara de cabeza tras una falta lateral botada por Fekir.

Y con el partido absolutamente perdido en medio de la nada, sin nadie que lo gobernara al final el Barça logró apelar a la épica con el gol de Alba, que es lo que mola en estos momentos. Una épica, que alimenta el futuro.

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