Debate encendido por De Jong
Para sus defensores, nadie le ha dado las llaves del equipo estos tres años. Sus críticos le acusan de falta de liderazgo. Xavi cree que le falta en el juego estático.
Desde que aterrizó en Barcelona, Frenkie de Jong ha jugado 139 partidos en los que ha marcado 13 goles y ha repartido 13 asistencias. El holandés ha sido extremadamente regular en sus participaciones y apenas se ha perdido en estas tres temporadas diez partidos por lesión, siete de los cuales tuvieron que ver con una lesión muscular al regreso de la pandemia. Ha sido, por tanto, titular indiscutible, y fiable físicamente, nada frágil.
De Jong ha tenido cuatro entrenadores desde que llegó al Barça: Valverde, Setién, Koeman y Xavi. Seguramente, con el holandés pasó sus mejores meses. Koeman hizo florecer un centro del campo en el que Busquets hizo de metrónomo, Pedri movía al equipo y éDe Jongrompía líneas. En ese contexto, firmó su mejor partido como culé: la final de la Copa del Rey ante el Athletic (4-0), en la que desplegó todas sus virtudes futbolísticas, que tienen que ver especialmente con su capacidad para romper líneas. De Jong también ha tenido grandes apariciones con Xavi. Este curso jugó a gran nivel en el Bernabéu o Nápoles, donde hizo un golazo. A campo abierto, con espacios y en conducción es un centrocampista difícilmente mejorable, también estéticamente.
Ha dado la sensación, sin embargo, de que Frenkie de Jong siempre ha estado bajo sospecha. Sus apariciones no han sido constantes y su capacidad de liderazgo, inexistente en muchos casos. A De Jong le ha faltado dar un paso adelante y, teniendo en cuenta el precio de su llegada (75 millones de euros más once en variables) y su condición de mejor centrocampista de Europa según la UEFA en la temporada 2018-19, que levantase la mano y cogiese las riendas del equipo. De Jong ha sido demasiado respetuoso con los roles de las vacas sagradas. Eso le ha llevado a ocupar diferentes posiciones en el campo que han conllevado distintos papeles. Siempre mirando más por el equipo que por él, lo que ha terminado por salpicarle. Le ha faltado el egoísmo que sí tienen otro tipo de estrellas.
Un nuevo debate con De Jong se produjo a la llegada de Xavi. En diciembre, y sin nombrarlo directamente, le acusó después de un empate ante Osasuna en El Sadar. "No tenemos gente con empaque para controlar el juego; no tenemos ese tipo de futbolistas". Un ataque a la línea de flotación del holandés, que también supo por los medios que el presidente, Joan Laporta, le pedía un paso más. Ese runrún con Frenkie de Jong ha terminado por instaurarse. Xavi también ha deslizado que es un futbolista al que le cuesta mantener la posición; que baja demasiado a posiciones defensivas a recoger el balón; y que, en el juego de ataque estático no es determinante para girarse y filtrar pases o disparar cuando está cerca del área. Allí donde no se cuece el fútbol. La cocktelera se ha ido agitando hasta poner al futbolista en el mercado. Los defensores de Frenkie argumentan que nunca ha tenido una posición fija en el campo y que no se le han dado realmente las llaves del equipo. Que el Barça no ha podido jugar nunca a su ritmo, porque las vacas sagradas sufren con un ritmo alto y él ha tenido que bajar el pistón. Los que ya no creen en él consideran que 140 partidos y tres temporadas eran suficientes para hacer valer su condición de crack y que no se puede estar eternamente esperándole.