Copa de la Liga: Boca confirma su buen momento con goles, el arco invicto y un crecimiento colectivo
El desequilibrio del colombiano Villa como llave de gol, la solidez defensiva para resguardar la valla de Rossi y un funcionamiento en alza le permiten a Battaglia disfrutar su mejor racha de triunfos y desalentar las tormentas
Un partido que empezó a jugarse 48 horas antes, con la protesta de Defensa y Justicia, que reclamó que se cumpliera con los plazos de descanso y con lo pactado entre los dirigentes, de que los cuartos de final se disputarían el miércoles [por hoy]. El conflicto no resultaba deportivo: tenía como eje el control, ya que el ministerio porteño de Seguridad no aprueba que se jueguen dos partidos en la misma jornada en su jurisdicción. Las discusiones y el clima de tensión de escritorio, esta vez la reunión entre los representantes de los ocho clubes que disputan las llaves se realizó por zoom, no se trasladaron al campo, más allá del amago del presidente del Halcón de no presentar el equipo.
El desgaste fuera de la cancha pareció incomodar el juego que podía desarrollar Defensa y Justicia, que repitió la alineación que el domingo superó a Patronato y selló la clasificación. En 10 minutos, sin ejercer una presión alta y sostenida, Boca arrinconó al rival, que ya no se caracteriza por el control y el juego acompasado, pero que no se rehúsa a la salida desde su área con la pelota dominada. Pero la pulseada tenía a los xeneizes imponiendo condiciones cuando disponían de la pelota y también cuando Defensa y Justicia pretendía ensayar el dominio. No tenía fluidez el equipo de Florencio Varela, las acciones eran forzadas y el director técnico Beccacece llamó al colombiano Loayza para que realice la entrada en calor, porque no lo convencía lo que ejecutaban los nombres que eligió. El volante ingresó antes de la finalización del primer tiempo en reemplazo de Hachen.
Mientras Boca ensayaba sociedades por las bandas, con Salvio por la derecha y el colombiano Villa -por el sector opuesto- como lanzas, la intención de Defensa y Justicia era aislar al atacante antioqueño –siempre desequilibrante– y para esa función eligió diseñar un cerco con Tripichio, Hachen y Pizzini. Además, Merentiel tapaba al volante central Varela y los xeneizes debían avanzar con los defensores Zambrano y Rojo con la pelota. Cuando recuperaba el balón, la búsqueda era directa: la apertura para Rotondi, siempre recostado sobre la izquierda, para que el extremo desborde y habilite a Merentiel o trace diagonales y resuelva de manera individual.
En ese duelo de estrategias, el rédito lo sacaba Boca. Un disparo de media distancia de Salvio, que Unsain rechazó al córner; un cabezazo de Zambrano que envió la pelota al palo derecho y una acción que ejecutó Fabra –tomó ventaja del movimiento de Villa– en la que el lateral no logró habilitar a Salvio, las advertencias que acumulaban los xeneizes sobre el arco rival. Pero Boca tuvo un pasaje poco feliz, donde dejó de ser protagonista a partir del juego y con un par de acciones desafortunadas de sus defensores ingresó en una zona de oscuridad. Primero, Advíncula –con un manotazo innecesario sobre la cara de Merentiel– recibió la tarjeta amarilla; más tarde, su compatriota Zambrano bloqueó al mismo delantero y el árbitro Merlos interpretó que el peruano no merecía un castigo disciplinario.
Si en el cuarto de hora inicial del primer tiempo Boca arrinconó al rival, en el tramo final de la etapa rompió el dique. Villa atacó por la izquierda y cedió para Pol Fernández, que por el centro convirtió. El llamado del VAR –por infracción de Villa a Tripichio– anuló el gol y generó una tarjeta amarilla para el atacante, por el golpe en el rostro del lateral. Y fue Villa el que hizo explotar el cerrojo, tras un pase al espacio de Fabra: se impuso en el mano a mano y definió al primer palo, descubriendo una respuesta tibia de Unsain.
Defensa y Justicia no pudo revertir el resultado cada vez que empezó en desventaja en el marcador, una situación que se repitió en la Bombonera. Las modificaciones tampoco le aportaron soluciones: Boca controló el campo y también la pelota y aunque la faltó profundidad, tuvo oportunidades para aumentar –Pol Fernández, ante asistencia de Salvio, la más clara; Zambrano, siempre imponiéndose en lo alto en el área rival– y terminar la noche sin la angustia ni el sobresalto de un resultado que era justo por el desarrollo, pero escaso para desentenderse y proyectar la semifinal del sábado, con Racing. Romero habilitó a Ramírez, recién ingresado, que selló el triunfo, desató la fiesta y alimentó esperanzas, después de la tormenta, esa que puso en jaque a Battaglia, que ahora acumula cuatro victorias consecutivas, la mejor racha del entrenador.