Boca y la primera final de dos que le quedan: un equipo con certezas y apenas una duda para definir con Tigre al campeón de la Copa de la Liga
Su semestre finaliza con la definición del domingo y la -casi- obligación de vencer a Deportivo Cali; Salvio o Ramírez, la posible única duda de Battaglia; en el Matador quieren repetir el equipo.
Quizás, por eso es que Sebastián Battaglia tomó la decisión de otorgarles a sus dirigidos un libre miércoles, más allá de que también hay atravesada una acumulación importante de partidos: disputó diez encuentros en 36 días producto de los afrontados por ambas competiciones, en las que estará compitiendo hasta la próxima semana, cuando se cierre la mitad de la temporada (también tiene la Copa Argentina, en la que jugará los 16avos. de final el próximo semestre). Entonces, el Xeneize retomó los entrenamientos en la mañana de este jueves con la cabeza exclusivamente en el viaje a Córdoba, para definir en el estadio Mario Alberto Kempes al campeón doméstico. Los titulares, como es costumbre, realizaron tareas regenerativas tras lo que fue el intenso cruce ante el Timao, aunque la cabeza de Battaglia ya alberga la idea -lógica- de jugar con lo mejor la definición que se avecina.
Por eso es que la práctica de fútbol, llevada a cabo con los suplentes y las terceras opciones de cada puesto, tuvo en el primer equipo a Marcos Rojo (terminó de cumplir sus cinco jornadas de suspensión internacional el pasado martes y llega descansado) y Sebastián Villa (aún le resta purgar su respectiva sanción de seis encuentros coperos en el duelo con Cali). Así las cosas, ambos tienen su lugar asegurado para el domingo.
Otro que estuvo en ese conjunto de suplentes fue Juan Ramírez, una herramienta en la que -probablemente- se pose la mayor duda. Porque la realidad marca que Battaglia fue encontrando cada pieza dentro de un dibujo táctico bien marcado, con cuatro volantes a lo ancho por delante del Nº5 (Alan Varela) y detrás del Nº9 (Darío Benedetto), aunque también es cierto que -dependiendo el partido- fue involucrando al volante zurdo en ese cuarteto de medio campistas: cuando comenzó la mejora de su equipo, las veces que se inclinó por la titularidad del ex hombre de Talleres -de Córdoba- y San Lorenzo fue porque prescindió de Villa, por la suspensión en la Libertadores, o Eduardo Salvio, para darle descanso.
Entonces, quizás, ahí esté la incertidumbre. Se verá qué decide el entrenador al tener a Villa disponible para ir a Córdoba: Salvio o Ramírez. La cuestión es si mete mano -como en las últimas semanas- para poner a Ramírez en el sector interno izquierdo y recostar sobre la banda derecha a Oscar Romero, dejando a Salvio en el banco para ser un relevo importante en el segundo tiempo; o si, igualmente, mantiene a “Toto” para ser agresivo ofensivamente por ambos costados y el paraguayo no se mueve de su hábitat natural para tomar contacto con el balón en la zona media.
Del lado del Matador están más tranquilos, ya que Sebastán Prediger, el pilar de Diego Martínez en el medio campo, dejó de lado las prácticas apartado del grupo debido a dolencias tras la semifinal ganada por penales ante Argentinos. El técnico eligiría repetir los once que inicialmente enfrentaron al Bicho: un equipo con características verticales, dinámicas y exigentes para el rival, como en la noche en la que dieron el golpe en el Monumental para ganarle 2-1 a River y sacarlo en cuartos de final.
“Somos un equipo que está acostumbrado a este tipo de partidos. Boca, de mitad de cancha en adelante, tiene mucha jerarquía y con espacios nos pueden lastimar. Trataremos de neutralizar eso y, luego, hacer lo nuestro. Será un partido de detalles”, analizó Ijiel Protti, el hombre esencial que Martínez tiene en la delantera.
Ya son horas de tensión, con una final que será un especie de reedición tras la que los de Victoria le ganaron (2-0) a Boca por la Copa de la Superliga, en el mismo escenario, el 2 de junio de 2019. Casi tres años después, empiezan a palpitar y pensar en una jornada que los tendrá muy motivados: los de Battaglia dejaron la palidez y ahora son un equipo con convicciones que hace pensar -repentinamente- que puede con todo, mientras que los de Martínez viven un sueño no proyectado, tras disputar su primer semestre en la máxima categoría después del ascenso logrado a fines del año pasado.