Boca estuvo a la altura de la camiseta
Ganó en Bolivia con autoridad, jugó bien colectivamente y se acomodó en la tabla. Faltan dos partidos en casa y hay que hacer pesar los colores y la Bombonera.
Lo que no se puede desconocer, de ningún modo, es que el equipo jugó uno de los mejores partidos de la era Battaglia. Sobre todo el primer tiempo. Por el aplomo, por la personalidad con la que se plantó, por la inteligencia, por tener un plan y respetarlo. No sólo mejor que en la ida en la Bombonera; mejor que muchos partidos en el llano. La altura no pudo borrar la claridad de Pol Fernández para leer el juego, ni quitarle precisión a la pegada tremenda de Romero -tremendo pase a Salvio en el penal- ni inteligencia a Vázquez para moverse en los espacios saliendo y entrando, ni técnica y valentía a Salvio para encarar siempre y desnivelar con su gambeta. Toto es la mejor metáfora de este Boca: no importa a cuántos metros se juegue, la jerarquía nunca se pierde. Este Salvio que hace tres partidos se chocaba una pierna con la otra, que no podía pasar a un pasto, que había empezado a recuperarse en el torneo local con aquel par de goles a Central Córdoba, fue otra vez el viejo Salvio. Como para que Boca no extrañara a Villa. Sin la velocidad del colombiano pero con su gambeta indescifrable, fue la gran figura de Boca. Un refuerzo que aparece en el momento justo.
Pero esta vez no da -como sí dio durante tantas noches en los últimos años- para hablar de una individualidad. Si Boca suele ser un equipo jugadorista, que saca ventaja por la categoría de sus hombres en alguna acción puntual, en la fría altura boliviana mostró un funcionamiento de conjunto que hasta acá no se había visto. Con un mediocampo que se plantó a pelear y a jugar, que entendió que la mejor forma de enfrentar la asfixia es tocar y tocar, tener la pelota y no perseguirla. Boca tuvo juego, juntó pases, se le vio una circulación más que aceptable en un campo que era la Luna de desparejo. Tuvo el control del partido durante al menos 70 minutos y lo ganó con ese penal de mentira como pudo haberlo ganado en otras tantas jugadas. ¿Quién puede reprocharle algo a Boca después del robo escandaloso del cual fue víctima el año pasado?
No está todo dicho ni mucho menos. Todos los puntos que los visitantes no sacaron en las primeras fechas, se sacaron en ésta. La tabla está pareja, apretada. Haber dejado el último lugar es un toque de dignidad. Ahora quedan dos fechas en casa y hay que hacerse fuerte. Imitar muchos de los progresos que se hicieron en Bolivia, jugar con calma. Ya empiezan a volver los suspendidos y eso es importantísimo (contar con el Cali y el Pipa, por ejemplo). Lo bueno es saber que cuando no están, como anoche, Boca igual puede aguantar los trapos.