Boca campeón: sigue sin ser una maravilla jugando por abajo, pero encontró la Copa de la Liga haciendo goles por arriba

No venía convirtiendo de pelota parada, pero las anotaciones de Rojo y Vázquez abrieron y cerraron la victoria ante Tigre por 3-0, en Córdoba

Boca tuvo el plan de apostar más al pelotazo largo para Villa o Salvio que a un juego corto y elaborado, por más que Battaglia dispuso el habitual esquema de los últimos partidos: 4-1-4-1 y con volantes de buen pie: Varela como eje, Pol Fernández y Oscar Romero como interiores; Salvio y Villa en los extremos y Benedetto como centrodelantero.

Más allá de eso, la chance más clara la generó con Villa cerrado, y asistiendo a un Benedetto que definió muy bien, pero estaba en posición adelantada. Pero Tigre controló bien en primera instancia al colombiano, doblándole la marca y, a veces, con tres marcadores encima. Con esas búsquedas laterales, sí lo que consiguió el Xeneize fueron córners y tiros libres. Y esa sería la llave para abrir la final (y cerrarla), pese a que, en la primera etapa, salvo una vez que había ganado Izquierdoz con el juego aéreo, no lo había aprovechado. Pero, se sabe, Boca tiene poder aéreo con Izquierdoz, Rojo, Benedetto, Salvio, Vázquez.

El gol de Rojo, de cabeza

Diego Martínez había dispuesto de una marca mixta, con cuatro jugadores tomando personal y el resto tratando de defender los rebotes y los palos. Pero Rojo saltó más alto que todos y ahí estableció, en el resultado, una diferencia que en el juego no se había visto.

Tigre en ataque buscó fijar al doble 9 de Mateo Retegui y Colidio sobre Izquierdoz y Rojo. Cuando tuvo la pelota, se paró 4-4-2, ubicado a dos zurdos en la línea de volantes sobre la derecha y dos diestros sobre la izquierda: Alexis Castro, Equi Fernández, Prediger y Zabala. Cuando Boca tenía la pelota, se reubicaba con un esquema 4-1-4-1, con Prediger como tapón por delante de la última línea y con Colidio cumpliendo la función de volante por izquierda.

Gol de Marcos Rojo a Tigre, en Córdoba, por la final de la Copa de la Liga
Gol de Marcos Rojo a Tigre, en Córdoba, por la final de la Copa de la LigaFotobaires

Al equipo de Diego Martínez le costó progresar en el campo rival con la pelota dominada. Prediger tuvo muy buenas recuperaciones, pero luego los ofensivos de su equipo casi no tuvieron participación. Y los perfiles invertidos de Zabala y Alexis Castro no sólo no pudieron rematar, sino que ni llegaron a una posición cercana para intentarlo. Hicieron un buen trabajo defensivo, pero el arco de Rossi les quedaba siempre lejos. Salvo los desequilibrios de Retegui y Colidio en la segunda etapa, al resto se le complicó para desnivelar.

Tras el gol de Rojo, un buen córner ejecutado por Villa con rosca al segundo palo y la complicidad de Marinelli, Boca se metió atrás en el segundo tiempo. Pasó de tener la posesión del balón en un 55% a un 31% en los primeros quince minutos del segundo tiempo. El mérito xeneize ahí, en el 1-0, fue “el ataque al espacio” del segundo marcador central, una de las mejores maneras de sorprender de arriba.

El gol de Vázquez, otra vez de arriba

La postura de Boca hizo crecer a Tigre y fue el momento de Rossi, otra vez con salvadas claves y con un Battaglia preocupado, pensando en cambios. Pero apareció Fabra para que otro gesto individual supla ofensivamente las carencias colectivas de Boca. Con un zurdazo desde afuera del área, tras una acción que nació en el lateral, ubicó la pelota en el ángulo superior derecho de Marinelli desde 26 metros y a una velocidad de 105 kmxhora. El final de la película del Boca campeón llegó de nuevo por arriba: un tiro libre lateral de Villa desde la derecha y un cabezazo de Vázquez entrando por el punto penal. Otra vez no fue un buen partido de Boca por abajo, pero levantó la Copa de la Liga ganando de arriba y con el zurdazo descomunal de Fabra.

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