Así fue la definición por penales para que el equipo xeneize se clasifique a la final de la Copa de la Liga
Ejecuciones muy buenas llevaron el epílogo hasta el remate número 14; del golazo de Alcaraz a la sutileza de Varela, para sellar el triunfo azul y oro
Todo comenzó con Piovi. Zurdazo fuerte al medio. Siguió Rojo: zurdazo cruzado. Cardona, que ingresó para la definición, le puso muchísima emoción a su remate. El derechazo del colombiano fue esquinado y se metió junto al palo derecho de Rossi, que llegó a rozarla. Izquierdoz no dudó: fuerte y cruzado. Gómez se jugó al otro lado. Chancalay jamás vio a Rossi. Acomodó la pelota, tomó distancia y sacó un sablazo de derecha que viajó a toda velocidad a la red. Entonces, fue el turno de Pol Fernández. El mediocampista de Boca abrió su botín derecho y la clavó arriba, a la derecha de Chila Gómez, que esta vez sí eligió el palo correcto.
Alcaraz tuvo la responsabilidad del cuarto penal. Rossi celebró, pensando que se había ido. Pero no. La colgó del ángulo. Golazo. Benedetto no quiso ser menos y prácticamente lo emuló. Aunque el remate del Pipa fue apenas más alto: dio en el travesaño, picó adentro, dio en un poste y se fue a la red.
Copetti tenía una enorme responsabilidad. Porque si lo erraba dejaba match point a Boca. Rossi se estiró hacia la izquierda y lo desvió.
Salvio llegó confiado, con la intención de definirlo. Lo pateó bien, al medio del arco. Pero Chila Gómez, en un último intento, levantó su pie izquierdo y con esa parte de su cuerpo desvió el balón. ¡De locos!
Correa inició la serie de un penal por lado. Su disparo, fuerte y al medio, le trasladó toda la presión a Boca. Villa tomó esa responsabilidad, ante el griterío de los hinchas de la Academia. Su derechazo infló la red. Antes de volver al mediocampo, el colombiano movió la cabeza de un lado a otro, como diciéndoles: “No los escucho”.
Llegó el momento del desenlace. Fue el turno de Insua. Y su zurdazo se fue muy lejos del arco. “Estate tranquilo. Esperalo todo lo que puedas”, le dijo Rossi a Varela. El mediocampista, en modo Pulga Rodríguez, dio dos saltitos, abrió su pie derecho y, cuando Chila Gómez se tiró hacia su derecha, él la acomodó al otro lado con un toque suave.
Entonces sí. Fiesta, clasificación y desahogo de todo Boca. Fastidio, eliminación y decepción de todo Racing. “Felicito a mis jugadores por el partido que hicieron”, dijo Gago. “Somos Boca y nunca hay que darnos por muertos”, declaró Battaglia.