Sólo Militao en el alambre
El central brasileño es el único madridista que está apercibido de cara a la vuelta. Necesidad y riesgo, de la mano. Tras los cuartos, hay limpieza de tarjetas.
Xabi Alonso le echa un cable
La suerte para Militao (y para Ancelotti) es que solamente tendrá que torear la amonestación en la ida, puesto que tras la vuelta de cuartos se limpian tarjetas. Así lo dictamina la regla 51.04 de la 'Normativa UEFA sobre sanciones y amonestaciones': "Excepcionalmente, todas las tarjetas amarillas y las sanciones de tarjetas amarillas pendientes expiran al finalizar las previas (...). Además, todas las tarjetas amarillas se limpian al finalizar los cuartos de final. No se acumulan a las semifinales". Esta regla cambió en 2014-15, para evitar que se repitiese un caso como el de Xabi Alonso en la final de Lisboa: tuvo que ver, y celebrar trajeado, la victoria de sus compañeros ante el Atlético desde la grada (y el césped tras su famosa carrera). Ahora, para perderse la final hay ser expulsado en la vuelta de semifinales.
El crecimiento de Militao esta campaña es imparable. El central de los 50 millones, que titubeaba en un necesario proceso de adaptación, ha enterrado etiquetas y ahora, a sus 24 años, se ha enfundado el traje de mariscal junto a Alaba. Ese que dejaron en el vestuario Sergio Ramos y Varane con sus marchas al PSG y al United. La nueva pareja se ha convertido en órgano vital para el Madrid. Salida de balón, velocidad, anticipación, exuberancia física, peligro en el juego aéreo... Un compendio de aptitudes que el brasileño y el austríaco aportan a la defensa y que, sin Militao, se quedaría al 50% para la vuelta.