Rosario Central aprovechó las concesiones de Independiente y resucitó con un 3 a 0
En un cruce de equipos en declive, el canalla castigó al Rojo, en el que fue expulsado Juan Manuel Insaurralde; gol al minuto de Marco Ruben, que se retirará dentro de dos fechas
“El fútbol es de los jugadores”, dice una vieja sentencia, y son innumerables los ejemplos. El último se dio a orillas del Paraná. Marcelo Benítez fue un hombre vital en aquellas primeras campañas exitosas de Defensa y Justicia, tanto en el ascenso como en el campo internacional. Este año, préstamo mediante, cambió Florencio Varela por Rosario, y un sábado por la tarde se ganó el crédito de los hinchas canallas.
El golpeado Rosario Central necesitaba reivindicarse y el zurdo fue el salvavidas. De los pies de Benítez surgieron los tres tantos de una victoria basada en la diferencia de eficacia frente al arco pero, sobre todo, en el rendimiento de un par de individualidades que desnivelaron el choque.
Compacto de Rosario Central 3 vs. Independiente 0
A estas alturas de los acontecimientos a nadie escapa el momento crítico que vive Independiente en casi todos los ítem que conforman un club. En lo futbolístico, sin embargo, hay uno que no suele atraer los focos y al que le caben grandes dosis de responsabilidad en los mediocres resultados cosechados: los groseros errores en el fondo han sido una vía de agua constante por la que se esfumó buena parte de los progresos en el funcionamiento que fue haciendo el Rojo en estos meses.
El clima en el mundo canalla es, como mínimo, igual de complejo. Todo lo ocurrido tras la caída en el clásico ante Newell’s –la renuncia de Kily González, la llegada de Leandro Somoza, la desafectación de Emiliano Vecchio, los cuatro partidos sin ganar– encendió los ánimos por encima de lo aconsejable. Un grupo de la barra “visitó” al plantel antes de la práctica del viernes y el recibimiento al equipo fue bajo una catarata de insultos y amenazas.
El “fuego amigo” no parecía buena señal, pero entonces aparecieron las concesiones defensivas ajenas para descomprimir el polvorín. Joaquín Laso perdió la primera de las muchas pelotas en las que el fondo visitante (Sebastián Sosa incluido) desplegó su limitadísima técnica, Lucas Gamba y Benítez armaron el ataque por izquierda, Marco Ruben mostró su jerarquía como delantero anticipando en el primer palo y al minuto el partido ya estaba 1-0. Tal vez, el último tanto del histórico goleador auriazul, que anunció se retirará dentro de dos fechas, cuando Rosario complete su participación en este certamen.
Después, y durante un largo período de la mitad inicial, aparecieron algunas de las virtudes que fueron naciendo en el juego de Independiente desde que comenzó el ciclo de Eduardo Domínguez. Los movimientos aceitados por dentro para liberar jugadores por fuera, el afán de los volantes por invadir el área, la intención de ejercer el dominio de la pelota y del campo. Le dieron como para generar dos oportunidades muy claras, pero ni Alan Soñora ni Carlos Benavídez encontraron el arco y de a poco Central, con más empuje que caudal de fútbol, fue capeando el temporal.
La tónica era semejante en el segundo tiempo. Benavídez y Laso volvieron a fallar de cabeza. Central no encontraba la pelota. Fue entonces cuando, a medias entre el intento de ganar profundidad y el de rotar gente pensando en el encuentro del martes en Venezuela contra La Guaira, por la Copa Sudamericana, Domínguez hizo cuatro cambios juntos y su equipo perdió definitivamente la brújula.
El resto, unos minutos más tarde, fue puesto por Marcelo Benítez, con dos llegadas al fondo a pura gambeta y dos precisos centros atrás que definieron el partido. Como para no olvidar que más allá de tácticas y funcionamientos, el fútbol siempre dependerá de los jugadores.