River es la felicidad
Tremenda goleada 7-0 en Junín para asegurar la clasificación y regalar una actuación inolvidable.
Cuando hay convicción, esas lagunas son pasajeras. Eso es lo que demuestra esta noche de fútbol total en la que volvimos a tener una fiesta de juego, pases, llegadas, goles de todos los colores, el reencuentro con la red de Julián Alvarez, grandes actuaciones de Casco y Pochettino, y la nobleza de no faltar el respeto al rival y seguir jugando serio con un resultado escandaloso.
La grandeza también se explica en eso. Entre tanta irrespetuosidad que suele verse, River es un contraste muy grande de seriedad, respeto por sí mismo y también por el rival. No se vio un gesto de desubicación en un partido que estaba resuelto por goleada con mucho por jugar y eso es lo que corresponde hacer, pero también merece ser destacado.
La fiesta se construyó a partir de un detalle que quisiera destacar. Sarmiento está haciendo un buen campeonato y estaba invicto en Junín. De hecho, mantiene posibilidades de clasificación. Una de las características que más llaman la atención del equipo de Damonte es cómo defiende las pelotas paradas. Era algo que se venía viendo en todos los partidos. Un jugador en cada palo y todo el resto dentro del área, muchos en el área chica, con la idea de generar un frontón por donde no pase la pelota. No sólo en el envío del centro o el comienzo de la acción, sino en una segunda o tercera fase de la jugada. Hasta ahora no le habían convertido por esa vía y nadie había buscado contrarrestar esa decisión heterodoxa con una solución original.
Hasta que llegó el turno del River de Gallardo. Cada córner fue jugado, con paciencia, incluso tocando dentro del área a jugadores que ni se preocupaban por quedar en offside, pues los dos rivales prácticamente atados a los palos habilitan a todos. Fue una estrategia diseñada especialmente para contrarrestar a un rival. Si no aparecía el espacio para llegar al gol tocando, incluso en las narices del arquero, quedaba el recurso del remate de media distancia.
El gol llegó por Pochettino y su gran pegada, pero pudo haber llegado antes tocando. Es una estrategia polémica la de Sarmiento, sí, pero hasta ahora nadie le había encontrado la vuelta como River. Eso habla de la creatividad de la planificación, dos palabras que parecen antagónicas pero que queda demostrado que no lo son para nada. Ese es el valor de un cuerpo técnico inteligente y conocedor: desarrollar soluciones para los problemas que plantean los rivales.
River mostró un camino para contrarrestar esta forma novedosa de Sarmiento y esto es lo rico del fútbol. Ahora el equipo de Damonte verá si insiste o cambia y también veremos qué desarrollan los rivales para superarlo. Eso es evolución.
Ese detalle, que puede resultar pequeño en un 7-0 que incluyó un nuevo triplete de Julián, son las pequeñas satisfacciones que puede generar el famoso trabajo de la semana. Resultó una goleada fenomenal, una fiesta de fútbol, de toque, de juego, una reivindicación del estilo, un reencuentro amoroso del equipo que enamora a los hinchas más felices del mundo, que somos los de River.