Independiente se complica: no pudo con Aldosivi y los cuartos de la Copa de la Liga le quedaron demasiado lejos
Empató 1-1 en Avellaneda ante un rival que jugó una hora con uno menos y terminó silbado por sus hinchas
Martín Palermo, el actual técnico del Tiburón, tenía 34 años en 2008 cuando logró el que quizás sea el tanto más recordado de los 6 que le marcó a Independiente en su prolífica carrera goleadora, aquel que convirtió desde mitad de cancha. Tal vez motivado por aquel recuerdo, o consciente de que enfrente tendría dos marcadores centrales con sobrada experiencia (Joaquín Laso, de 31 años, y Juan Manuel Insaurralde, de 37), el Titán decidió modificar el dibujo táctico de su equipo y apostar por una doble punta bien veterana en la visita al Bochini.
Martín Cauteruccio (35 años), uno de los máximos artilleros del torneo y que estuvo muy cerca de llegar al Rojo en el último verano, sumó la compañía en ataque de Santiago Silva, de 41 y dueño de una llamativa efectividad ante el Rey de Copas. Hasta anoche había logrado 9 tantos vistiendo las camisetas de Gimnasia, Banfield, Vélez y Boca. Esta vez, apenas necesitó 18 minutos para pegar el décimo grito y darle la razón a su entrenador. En la primera aproximación de Aldosivi al área de Sebastián Sosa, recibió un buen pase filtrado de Leandro Maciel, giró ante la lejana marca de los defensores locales y de derecha la puso junto al palo izquierdo.
El gol desacomodó lo que hasta este ese instante había sido un cierto predominio de Independiente. Eduardo Domínguez, un poco por convicción y un mucho por falta de delanteros, pobló la mitad de jugadores jóvenes, ágiles y dinámicos para ganar la posesión de la pelota y juntar gente predispuesta al toque rápido y con la premisa de pisar con decisión el área de enfrente. A los 2 minutos, a Blanco, Pozzo, Soñora y Togni se sumó Lucas Rodríguez para anticipar en un rebote, llegar al fondo y generar la primera tapada de José Devecchi.
Lo mejor del encuentro
El movimiento de los volantes le brindaba argumentos prometedores al técnico del Rojo, pero una pérdida de balón de Gastón Togni en la salida y uno de los crónicos desajustes defensivos de su equipo desembocaron en el tanto de Silva y le torcieron el rumbo a su equipo durante un cuarto de hora. La recuperación del timón surgió desde el lugar menos pensado. En solo cinco minutos, Leandro Maciel cometió dos faltas innecesarias y dejó a su equipo con diez hombres.
Domínguez reaccionó rápido. Incorporó a Lucas Romero y Damián Batallini, quitó un lateral sin afán ofensivo como Patricio Ostachuk y un volante con poco peso como Togni, y encontró enseguida la respuesta en la chapa. A los 36, Tomás Pozzo cumplió con el libreto. Picó suelto al vacío, Alan Soñora lo habilitó con justeza y el juvenil clavó el zurdazo cruzado para el 1 a 1.
La superioridad numérica, las necesidades que indica la tabla de posiciones, el hecho de jugar en casa y el peso específico de la camiseta inclinaron la cancha hacia Devecchi en la segunda mitad. A Palermo no le quedó más remedio que renunciar a uno de sus atacantes -Silva- para tapar el agujero que le creó la ausencia de Maciel en el medio y ponerle todas las fichas a la salida rápida en contraataque. Por esa vía rondó el gol en un remate de López Quintana que salvó Laso y en una amenazante llegada de Cauteruccio que supo anticipar Sosa.
Domínguez, por el contrario, reforzó el carácter ofensivo con el ingreso del debutante Juan Cazares. El ecuatoriano, recién aterrizado tras su fallida experiencia en Ucrania, fue un eslabón más en la cadena que intentaban enhebrar Domingo Blanco con su habilidad indescifrable, Pozzo con su movilidad y Alan Soñora con sus esporádicas apariciones. El problema surgía más arriba, a la hora de dar las últimas puntadas.
Le costó media hora al Rojo desordenar el 4-4-1 que plantó el conjunto marplatense para darle definición a su dominio. Hasta que las ocasiones llegaron todas juntas. Devecchi se lució ante un remate de Batallini a los 29 y un centro de Blanco que no alcanzó a desviar Benegas a los 31; y el propio centrodelantero elevó un cabezazo con ventaja un minuto más tarde.
La tarea de acoso se hizo aún más agobiante con la entrada de Rodrigo Márquez por izquierda y Gonzalo Asís por derecha, al mismo tiempo que Aldosivi iba fortificando su resistencia. Pero como en muchas otras ocasiones, al Rojo volvió a sobrarle tanta voluntad como ceguera. Un remate desviado de Cazares y un centro de Pozzo que Insaurralde no alcanzó a empujar casi debajo del arco cerraron la noche. Independiente sumó otro empate que le sirve de poco. La Copa de la Superliga ya empieza a ser pasado y el público despidió una vez más con silbidos al equipo. Su futuro pinta más negro que rojo.