Deportivo Táchira: gol de arco a arco, un “mal compañero” que casi arruinó todo y la historia que se repitió 25 años después

 En el encuentro ante Independiente Petrolero, por la Copa Libertadores, se dio un un hecho curioso que remitió a un partido histórico

Transcurrían 20 minutos del segundo tiempo y el partido estaba igualado en un gol. Fue entonces cuando el arquero venezolano Christopher Varela, de 22 años, realizó un saque de arco desde su área con una potencia tal que la pelota llegó hasta la puerta del área rival. El balón picó y el guardavallas rival, Álex Arancibia, realizó un mal calculo, chocó con un compañero y el balón le pasó por un costado y se encaminó a la red. ¡Gol de arco a arco! ¡Como hace 25 años en San Cristóbal! Sin embargo, hubo un detalle que aparentemente lo impidió. Un compañero de Varela, el delantero Renny Simisterra, llegó corriendo hasta la línea de meta para asegurar la pelota y la tocó. ¿Adentro o afuera? En las imágenes da la sensación de que la pelota ya había ingresado. Pero según el árbitro del partido el tanto le fue otorgado al atacante, por lo que el gol de arco a arco quedó en la nebulosa por la desesperación de un compañero que, en su afán por que nada se interpusiera con el gol, terminó quitándole el honor a su arquero.

La pesadilla de Luis Islas

El nombre de Deportivo Táchira se hizo popular en estas tierras allá por 1987, cuando el conjunto venezolano salió sorteado para integrar el grupo de Copa Libertadores en el que estaban los argentinos Independiente y Rosario Central. Entonces, el fútbol en aquel país era el más débil de Sudamérica y que pudieran conseguir un triunfo en el certamen continental más importante de esta parte del mundo era casi una utopía. Y más teniendo enfrente a equipos argentinos.

Sin embargo, Táchira pasó a la historia en aquel momento no solo por un indiscutible triunfo ante Independiente, en su tierra y por 3 a 2, sino porque uno de los goles llegó de manera inesperada y quedó grabado a fuego en la memoria de todos los fanáticos del fútbol. El gol de arco a arco con el que Daniel Francovig, arquero uruguayo que defendía la valla de Táchira, vulneró a Luis Islas. Ocurrió el domingo 19 de julio de 1987, en el Estadio Polideportivo de Pueblo Nuevo. Iban 21 minutos del primer tiempo y el equipo venezolano ya ganaba 1 a 0 con gol de Carlos Maldonado. Francovig sacó desde su área con un envío alto y fuerte qué cayó a unos 20 metros del arco de Independiente. Hugo Villaverde fue a buscar esa pelota, pero prefirió dejarla pasar luego del pique, que tomó a Luis Islas a mitad de camino y lejos de su valla y que vio azorado cómo el balón entraba sin poder hacer nada.

El festejo fue una montonera de futbolistas de camiseta aurinegra sobre ese héroe que había conseguido algo que parecía imposible. Del otro lado, un racimo de camisetas rojas miraba incrédulo, sin entender qué había pasado. Aquel era un Independiente que contaba con la base que había ganado todo en 1983/84 -con nombres de peso como Néstor Clausen, Villaverde, Carlos Enrique, Ricardo Giusti, Claudio Marangoni, Ricardo Bochini, José Percudani y Alejandro Barberón- y que a la postre sería semifinalista de esa copa.

En 1995, en ocasión de una entrevista realizada por el periodista Diego Borinsky, Islas contó el oprobio con el que vivió por culpa de ese hecho: “Después de ese gol jugué un año debajo del travesaño. Pero prefiero que me hagan ese gol a que se me escape una pelota o pifiarle a un centro”, dijo. Y varios años más tarde, en la revista El Gráfico, entró en detalles de lo sucedido: “El gol de arco a arco que me hizo Francovig hoy lo tengo como una anécdota cómica, pero durante mucho tiempo fue una pesadilla. Con Independiente jugábamos contra el Táchira, en Venezuela. Era en una cancha chica, muy chica, se desató una tormenta y había un viento terrible. En medio de todas esas cosas raras, el arquero saca desde el arco con el pie y la pelota va a picar en la línea del área grande, y ahí le grito a Villaverde ‘Dejala pasar’, él la deja picar y en eso el viento levantó la bola a cinco metros, imposible agarrarla, y eso que yo, que mido dos metros, estaba en el punto del penal; si no hubiera sido por el vendaval, seguro que la atajaba. Tenía una bronca bárbara y le dije al árbitro que no lo cobrara, que no valía un gol así. Claro, cómo iba a valer. Una cosa rarísima, acá en la revancha, les ganamos 5-0, pero Francovig se había hecho famoso y creo que después lo compró Deportivo Armenio. Durante un tiempo aquel gol fue como un palazo en la cabeza, pero sigo pensando que no fue error mío, yo creo que es más error cuando uno sale y le erra a la pelota. Si yo salía era para ganar; si no, me quedaba en el arco”.

Efectivamente, Francovig luego de eso fue adquirido por Deportivo Armenio, que lo tuvo en sus filas en la temporada 1987/88, cuando afrontó por primera vez en su historia un campeonato de primera división, luego del histórico ascenso del año anterior. “Fue una jugada rara. Nunca culpé a Islas por el gol. La cancha del polideportivo estaba mojada por el palo de agua y él se adelantó, que era lo normal”, recordó años más tarde el arquero uruguayo. Francovig jugó poco y nada en Armenio (era suplente de Sarmiento), y al año siguiente regresó a su lugar en el mundo, Deportivo Táchira, el equipo que ya hace una tradición de los goles de arco a arco en la Copa Libertadores.

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