Boca: Sebastián Battaglia y la historia del “estoy fuerte”, la frase que le dio una chance más como entrenador xeneize
En un día atípico, el Consejo de fútbol liderado por Riquelme escuchó el pedido del director técnico antes de la práctica en Ezeiza; viajará a Santiago del Estero para el partido con Central Córdoba, por la Copa de la Liga
Esa parece ser la vara. Lo dicho: dos encuentros. Fueron horas morbosas respecto a la situación. Especialmente, porque el entrenamiento comenzó a las 16: durante la mañana, el mediodía y gran parte de la tarde, el foco no fue otro que Battaglia y su futuro. Aun cuando la información que circulaba daba lugar a imaginarse lo que terminaría sucediendo: desde el lado del técnico aseguraban que no había renuncia y que el Consejo, liderado por Juan Román Riquelme, no lo echaría.
Así las cosas, el cruce entre ambas partes en el predio de Ezeiza sería inevitable. Más aún, las ganas de encontrarse y dialogar sobre lo sucedido ante los mendocinos –y lo que arrastran el 2022 y el ciclo entero–. El escuchar y transmitirse el uno al otro la autocrítica necesaria. Por eso, Riquelme fue el primero en llegar a Ezeiza alrededor de las 13.50 y Battaglia, cerca de las 14.30.
Además de firmar autógrafos y fotografiarse junto a un puñado de hinchas, el entrenador se hizo escuchar tras varias horas en las que –evidentemente– puso la mente en frío y analizó cómo mostrarse ante una cámara. “Estamos trabajando, queremos que el equipo mejore. Estamos pensando en el próximo partido para tratar de mejorar y buscar el triunfo”, comenzó a exponer Battaglia con qué intenciones llegaba a la práctica ante algunas consultas de ESPN.
No obstante, su mensaje determinante llegaría segundos más tarde: “Siempre estoy fuerte. Confío en los jugadores, en el plantel. Haremos una autocrítica interna y buscaremos lo mejor para lo que viene”, marcó la cancha. ¿Por qué? Uno de los rumores era que el vicepresidente y su equipo de trabajo esperaban un sinceramiento del ex volante central y que no fuera necesario echar a dos técnicos en tan sólo ocho meses. Con esas palabras, el Consejo quedó contra las cuerdas: si Battaglia se iba de Boca ayer, significaba que había existido esa determinación.
Horas de encuentro entre el DT, Riquelme y el Consejo de Fútbol. Aun cuando el entrenamiento (regenerativo) ya había comenzado. Y en los primeros momentos, según pudo saber LA NACION, también estuvieron presentes Carlos Izquierdoz, capitán (en recuperación), y Marcos Rojo, subcapitán, para exponer el apoyo del plantel hacia Battaglia y dejar en claro que ellos tampoco están en buen nivel. Por eso es que Izquierdoz fue uno de los primeros en desembarcar en el predio.
La primera gran pista que evidenciaba la continuidad de Battaglia fue que, no bien llegaron los principales protagonistas de la jornada, Hugo Ibarra y Mauricio Serna (entrenador y ayudante de la Reserva, respectivamente) ya estaban dejando el predio. Por ende, no había ideas internas de que la práctica de ayer, la de hoy y el viaje a Santiago del Estero los llevaran a cabo interinos, que también fueron parte de los rumores.
Así es como cerca de las 17, cuando el plantel dejó el gimnasio en Ezeiza para empezar a hacer trabajos de campo, Battaglia y su cuerpo técnico dirigieron la primera de las dos prácticas antes de emprender el vuelo a Santiago este viernes. Así como también el Consejo de Fútbol estuvo a un costado observando cada movimiento: con un aparente buen semblante, Riquelme trató de salir del frío con un pequeño calentamiento para luego acercarse allí con su termo bajo el brazo para tomar mates. Según trascendió, también tuvo palabras para despertar al grupo previas al trabajo.
Entonces, por ahora todo sigue igual: “partido a partido”. Incluso, la mirada de reojo. Porque sostener en el cargo al mismo hombre no quiere decir que sea motivo de ese supuesto proyecto Battaglia al que tanto se hizo referencia fuera de micrófonos, sino más bien es una extensión de posibilidades. Casi todos en Boca creen que el ciclo está terminado (Battaglia, una de las excepciones) y hasta en el Consejo lo asumen internamente, pero esa fuerza de creer que la situación puede ser revertida evitó una alteración.
Battaglia sigue, pero –más que nunca– depende de él saber por cuánto tiempo.