Battaglia: manzana rodeada y encrucijada
El caso de Agustín Almendra le mete más presión al DT de Boca: ¿cómo queda si indulta al volante?
Olé¿Las disculpas son suficientes? ¿Hay perdón después de la agresión verbal de 40 días atrás? ¿Qué piensa realmente Riquelme? ¿Y los compañeros? ¿Y qué dirá el propio Battaglia? ¿Y los hinchas a quién bancan? Son algunas de las preguntas que surgen del caso Agustín Almendra, puesto otra vez en la marquesina por los propios conductores de Boca por resultados y funcionamiento en declive.
Esta nueva historia pública de indisciplina en Boca (más atrás, Cardona y Villa, que hasta tuvo un cruce verbal con el vicepresidente) tiene puntos que no cierran. Por caso, que el jugador haya sido incluido en la larga lista de la Libertadores sin el ok del DT, ni que tampoco el propio Battaglia hubiese dado el visto bueno para que el volante volviera a jugar, al menos en la Reserva. O que Riquelme (o alguno del Consejo) lo hubiese conversado con el entrenador.
¿Acaso el fútbol no es integral, no hay relación permanente entre Primera y Reserva? ¿Son mundos aparte? ¿No deberían haber hablado Ibarra y Chicho Serna con Battaglia, ex compañero, para al menos tener una mirada de quien había dispuesto la sanción en su momento por falta de respeto delante del plantel?
El problema no es que haya vuelto Almendra, sino cómo es que volvió. Metiéndole más presión a un entrenador que nunca tuvo el respaldo al 100% del club, por algo en su momento se tardó tanto en confirmar si lo elegían para seguir.
De mínima, es incómoda esta situación para Battaglia, como lo fue aquella noche del micro, cuando Riquelme hizo bajar a jugadores. Puede disculpar el DT a Almendra, entender la calentura. Muy distinto es que lo indulte así de rápido, algo que lo dejaría marcado, internamente más debilitado y con la autoridad por el piso frente al mismo plantel que supo escuchar lo que le decía Almendra en plena práctica del 28/2. Ceder rápido por la presión no sería el mejor consejo, a pesar del Consejo...