ATLÉTICO 4 - ALAVÉS 1 / João y Suárez avisan al City
Un doblete del portugués y otro de Luis Suárez asientan al equipo de Simeone en puestos Champions justo antes de enfrentarse al City de Guardiola.
Cuando el fútbol comenzó lo hizo con susto, una caída de Llorente tras un pisotón. Un Llorente que, con la vuelta de Vrsaljko, jugaba en el medio, junto a Kondogbia, en otro regreso: el del equipo del Cholo al 4-4-2, las bandas para Lemar y Lodi, la punta para Joãomann. Un Llorente que cojeó varios minutos. Hasta que João alejó el susto de manera legal, porque antes lo había hecho Lemar pero su gol lo anularon. Ahora Vrsaljko le enviaba un centro con lazo al portugués, que sólo tuvo que poner la cabeza para quitarle el lazo. A la escuadra, inapelable. 1-0. Minuto 11. El Alavés, desconcertado ante el 4-4-2 rojiblanco, no terminaba de asentarse sobre el césped. Solo era balones en largo a ningún lugar, mientras Laguardia seguía buscando la marca de João en el gol. Iniciaban los de Mendilibar el partido aún más hundidos, últimos en la tabla.
Fue después de un codazo de Lodi sobre Edgar en el área, que pasó por el VAR sin castigo, que el fútbol se detuvo, aunque siguiera corriendo el reloj. Con caídas, faltas, futbolistas al suelo. Un cabezazo entre Vrsaljko y Lejeune, un choque entre Duarte y Pina, más tiempo las asistencias sobre el césped que el propio balón. El Atleti daba pasos atrás, el Alavés se crecía. El balón acabó siendo suyo, con Joselu en la elaboración y la definición sin llegar a estar en ningún sitio. Los rojiblancos, replegados, esperaban contras para mostrar exuberancia física. Y poco más. El descanso llegó con el partido en su línea: paradas, caídas, asistencias al verde tras el enésimo codazo, ahora de Vrsaljko a Pina (sin tarjeta ni VAR).
Tras el reposo, dos dobles cambios: Navarro y Vallejo por Duarte y Pons, De Paul y Carrasco por Lodi y Lemar. El Alavés adelantaba sus líneas, incapaces los rojiblancos de arrancarse su presión, incapaces de hacerse con el balón. Lejeune avisó al peinar una falta de Vallejo que se fue fuera muy cerca del poste. La ocasión despertó al Atleti, la mirada al marcador, ver que la ventaja era solo de un gol. Pero Griezmann estaba en fuera de juego cuando se quedó solo ante Pacheco. Pero Llorente disparó fuera.
Cunhaísmo, religión creciente
Y dos minutos después de que Simeone quitara a Grizi para introducir a Suárez ese gol de ventaja se había esfumado. El Alavés solo tuvo que rascar allá donde sabe que hay herida: con un centro lateral y por arriba. Lo puso Edgar, lo remató Escalante mientras Giménez y De Paul hacían la estatua. 1-1. La reacción rojiblanca fue reprocharse lances más que tratar de arrebatarle al Alavés el cuero. Todo cambió cuando Simeone miró por cuarta vez su banquillo: Cunha adentro. De la absoluta nada, un minuto después, provocaba un penalti, todo cambiaba.
El cunhaísmo es religión creciente en el Metropolitano, un estadio rendido a su João Maravillão. El portugués hizo más grande la herida, enviando a la red el rechace de una pelota que primero había regalado a Cunha a portería vacía y el brasileño erró. Se iba Giménez renqueante, negando de cabeza, mientras Suárez se soplaba la bota por segunda vez y la grada cantaba. Ole, ole, ole. A su Diego Padre. Siempre hijo. Don Carlos ahí, en el tercer anfiteatro.