Alemany, en Marrakech para negociar por Dembélé

El cambio ante el Sevilla, para que fuese ovacionado, es un nuevo mensaje para convencerle de que siga. Ya suma una media de 0,77 asistencias por partido, la mejor de largo de LaLiga.

Juan Jiménez
As
Ousmane Dembélé, quién lo iba a decir hace apenas tres meses, se fue vitoreado del Camp Nou este domingo. En el minuto 91, Xavi decidió sustituirlo por Nico. Y no sólo para ganar tiempo. También para que la afición premiase un nuevo partidazo del francés ante el Sevilla con una ovación de impresión. Cuando Sánchez Martínez señaló el final del partido, Xavi también abrazó al francés y lo mandó para el vestuario.

El feeling Xavi-Dembélé es obvio. Y el mensaje del entrenador con el cambio es atronador. El técnico de Terrassa intentaba señalarle, ya lo ha dicho en público también, que en ningún lado estará como en el Barça. Por las bondades de la ciudad, que ya conoce bien cinco años después. Pero también por el estilo. La obsesión de Xavi de abrir el campo con los extremos le viene como anillo al dedo a Ousmane, que es consciente de que el Barça puede ser su mejor escaparate para ir al Mundial y que, sobre todo, ha madurado como jugador en el último año y medio. Su toma de decisiones y su manera de entender el juego empieza a acercarse a la del jugador desequilibrante que el Barça esperaba cuando le firmó en 2017 por una millonada procedente del Dortmund.

El caso Dembélé camina hacia un vuelco inesperado y sorprendente después de la crisis de enero, cuando el Barça, iracundo después de las idas y venidas del agente del jugador, Moussa Sissoko, le instó a irse e incluso le dejó fuera de la convocatoria para el partido de octavos de final de Copa ante el Athletic. Días después, Dembélé tampoco entró en la lista para viajar a Vitoria por una indisposición. La ruptura, en aquellos días, se antojaba definitiva. Xavi, sin embargo, consiguió que Laporta y Alemany dieran su brazo a torcer y, para salvar la estabilidad del vestuario, lo devolvió a la dinámica del primer equipo. Dembélé se lo ha agradecido con un rendimiento espectacular. Ya es el segundo máximo asistente de LaLiga con diez, aunque su media (0,77) es significativamente mayor que la de Benzema.

Pese a que nadie termina de fiarse de Sissoko, se ha abierto una puerta a la renovación de Dembélé. Desde el departamento de comunicación del extremo se filtró una llamada del club azulgrana (que nadie ha admitido oficialmente) para volver a sentarse en una mesa y retomar las conversaciones que se rompieron bruscamente y de mala manera en enero. Ahora AS ha podido confirmar que Mateu Alemany, director de fútbol del Barça, se encuentra en Marrakech (donde fue captado a su llegada al aeropuerto) para retomar la negociación. Dembélé filtra que se siente feliz estos días en el Barça y que Xavi y sus ayudantes le están sacando lo mejor como futbolista. El francés está contento también con el ecosistema que se ha generado alrededor del equipo. Sólo hace falta ver cómo 'placó' a Pedri cuando el canario se inventó el gol que tumbó al Sevilla. O su implicación incluso cuando el partido se pone caliente. El francés vio una tarjeta amarilla por protestar una acción en la banda. También una señal de concentración y de estar metido en el partido.

La planta noble del Barça, especialmente Mateu Alemany y Jordi Cruyff, que durante meses sospechó que Dembélé tenía un contrato firmado con el PSG, continúa siendo escéptica con la situación. Pero Xavi empuja. Le encanta el fútbol de Dembélé, le ha dado ya su sitio en el equipo y piensa en él como parte fundamental en el Barça 2022-23. Con Ferran, Dembélé y Ansu o Aubameyang en punta, cree que tendría una delantera lo suficientemente poderosa como para pensar en grandes cosas. Las próximas semanas serán decisivas para el futuro de Dembélé.

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