Soria sobrevive al asedio

El Athletic quiso, pero no pudo. Fue fiel a su tradición: encajar un gol temprano y mostrar una alarmante ineficacia. Punto de oro hacia la permanencia del Getafe, media hora con diez. Los leones se alejan de Europa.

Alfonso Herrán
As
EI Getafe pescó un punto colosal en San Mamés. Abrió la lata pronto, toda una tradición para el feudo bilbaíno, y supo sobrevivir en inferioridad durante media hora, ante un Athletic que volvió a carecer de acierto donde se juega de verdad el fútbol, en el área rival. No encontró el centro de la diana y, lo que es peor, mostró en el tramo final una alarmante ausencia de ideas. De nuevo hizo héroe al meta contrario, a Soria. Lejos de revitalizarle, los cambios en el tramo final parece que le dejaron sin discurso y estuvo mejor contra un Getafe pleno, con once, que el cojo con uno menos tras la expulsión de Cuenca.

Hubo dos equipos que porfiaron por un triunfo y también acaparó protagonismo el colegiado, Gil Manzano, que se tiró cinco minutos y medio para diagnosticar una jugada entre Sancet y Cuenca. Tras mil titubeos y una rectificación, expulsó al defensa azulón y sacó una falta de posible penalti a libre directo fuera del área. La permanencia lanza un guiño a Quique y Europa se desconecta o queda fuera de cobertura con Marcelino. Se empeñan los rojiblancos en alejarse de la meta. La penúltima oportunidad se esfumó en una noche con poco público. El Getafe fue astuto, se llevó el choque a su terreno, sin permitir que se jugara a nada en ese tramo final en el que progresaba en desventaja.  

El Athletic volvió a encajar un gol en un centro lateral en el sorbo inicial. Pasó contra el propio Gatefe en enero de 2021, al poco de llegar Marcelino, y se resolvió con un 5-1 final. Y ante el Espanyol esta campaña, también con remontada. Pero no siempre es fiesta. Bueno en esta ocasión con Aduriz, qué con Aduriz, con una pierna de Aritz, se habría repetido el 5-1, pero no hay un matador en este grupo de leones, que lo intentan y le meten intensidad, pero falla en la puntilla. El equipo andaba con las piezas fuera de sitio tras un saque de falta. En el minuto 3, Djené recortó a Vencedor, que picó como un juvenil en el quiebro, centró al área y Ünal se adelantó a Vesga, nada contundente, para poner en ventaja al equipo azulón. Casualmente los dos mediocentros rojiblancos estaban en la foto en ese 0-1. Nada menos que el gol número 14 para el delantero turco esta temporada. Es un emperador por los aires y su brega aturdió a una defensa con constantes errores en el pase en el inicio del juego, fallos no forzados por la presión azulona sino por el pésimo cálculo a la hora de combinar. 

Un despiste que sembró la incertidumbre en la Catedral. Y un espejismo, porque a partir de ahí, el Athletic fue muy superior a su rival. Una falta lanzada con maestría por Muniain a 28 metros de meta, la sacó Soria con enormes reflejos con el brazo tras cabezazo de Vivian. Wlliams era el que generaba más problemas en la estructura defensiva visitante. Una doble pared de Yuri con Muniain e Iñaki permitió al lateral izquierdo pisar el área como el AVE camino de Madrid. Lanzó un zapatazo característico de los suyos poniendo toda su alma y esta vez el meta rival, al que habían lanzado una serie de disparos como aquel que dice en un 'tiro al muñeco’, se cayó y dejó penetrar a la bola. Parece mentira montar una jugada con esos pases, encontrando espacios, con tres centrales enfrente. Pero claro, los delanteros rojiblancos, que no son puntas al uso por su extraordinaria movilidad, les desajustaron.  

El Athletic reaccionó, por tanto, muy bien al sopapo inicial. El caso es que el partido, que en la previa prometía ser un ladrillo, resultó dinámico y vistoso. La segunda parte amaneció, eso sí bastante fría. Y eso que Olivera anotó en el 57 ante un Vivian poco contundente. Pero fue anulado por fuera de juego previo del propio defensa uruguayo y Sandro. El público celebró la revocación como si fuera un gol propio. Sancet cogió las riendas en esa fase del choque. Bajaba a recibir y ni un radar azulón le detectaba. Los cinco de atrás le esperaban de cara, le dejaban hacer.  

Luego llegó la jugada del lío. Un barullo monumental que desesperó a todos. La moneda que lanzó al aire Gil Manzano podía caer de cualquier lado. La narración objetiva es que Cuenca agarró a Sancet antes de entrar en el área, por la muñeca, y sostuvo ese apresamiento con el punta local ya dentro. El partido estaba pendiente del juez de amarillo. Podía girar hacia todos los resultados posibles: fuera de juego de Sancet en el pase previo y todo anulado, penalti y expulsión del defensa getafense, amarilla y falta fuera, o directamente descartar todo y pensar que había sido un fogonazo producto del delirio de los presentes. Al final, aplazó el penalti pitado, se fue a la pantalla, le quitó la amarilla al defensa azulón y le plantó una roja por abortar una jugada manifiesta de gol, y sacó la falta fuera del área. El lanzamiento no tuvo mayores consecuencias. El VAR... ese es ahora el jugador número 12 y no el público. 


Viendo que el partido, y, en consecuencia, Europa, se le escapaba, Marcelino agitó el avispero inmediatamente. Sacó a Nico Williams y metió a Muniain por dentro en un 4-1-4-1, luego mudó su delantera y devolvió al Athletic al clásico 4-4-2, aunque los de en medio en rombo. Nico sintió molestias musculares, en la zona que se lesionó recientemente, pero pudo seguir. El técnico trataba de cargar mucho el área en busca del puñal de Raúl y Villalibre. Pero el equipo perdió frescura, acumuló gente en ataque sí, aunque el atasco de gente e ideas fue mayúsculo. Vivian lo remataba todo, pero ahí estaba Soria, muy seguro firmando 10 paradas... la pesadilla ante el zarpazo de los leones. Los remates, bien es cierto, iban muy centrados. Los números son para volvfer loco a cualquiera: 11 disparos a puerta, 7 fuera y 4 bloqueados, todo eso para meter un gol. Quique dio más armazón al grupo y negó que se jugara a nada en el tramo final, al más puro estilo Getafe de Bordalás. Se jugaban muchísimo y sonrieron al final.

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