Remontada antes del Clásico

El Barça fue de menos a más y acabó imponiéndose a un Galatasaray, que le puso las cosas muy difíciles. Pedri y Auba marcan ante un gran Iñaki Peña.

Santi Giménez
As
El Barça llegará al Clásico del domingo con los deberes hechos después de ganar a domicilio al Galatasaray (1-2) y sellar su clasificación para los cuartos de final de la Europa League. Los de Xavi fueron de menos a más y acabaron superando una situación que al inicio se había puesto muy cuesta arriba con el gol de los turcos. El Barça salió vivo del infierno, pero sin despejar todos los interrogantes de cara a domingo.

Si una cosa tenía clara el Barça antes de jugar la vuelta ante el Galatasaray, era que no podía repetir los errores del partido de hace una semana en el Camp Nou. Xavi, además, los enumeró en la previa como el maestro cómplice que el día antes del examen le dice a los alumnos “sobre todo, repasen esta y esta lección, que son importantes”.

Pues ni por esas. El Barça se sabía las preguntas del examen y su puesta en escena volvió a ser de suspenso. Claro está, que enfrente también había un maestro, Domènec Torrent, que se sabía también dónde pillar a los pupilos de su oponente. Él los había tenido en cursos anteriores.

El Barça careció de la intensidad que le pedía su técnico. Puede que dejar en el banquillo a Gavi no fuera la mejor decisión, porque si alguien encarna esa faceta en el equipo barcelonista es el más pequeño de la clase.

Para tratar de mejorar la salida de balón, que fue otra de las asignaturas suspendidas en el Camp Nou, Xavi volvió a dejar en el banquillo por segundo partido consecutivo a Araújo, dando la responsabilidad a Eric. Quizá demasiada. El catalán se precipitó en las acciones de ataque y en defensa empezó a sufrir ante el oficio y el trasero de Gomis, propio de un pívot de baloncesto, que le permitía proteger el balón. Por si fuera poco, Van Aanholt le tenía tomada la matrícula a Adama, que no encontraba manera de superarle.

Con este panorama no es de extrañar que el Galatasaray se impusiera de salida. Pudo desactivar el Barcelona la puesta en escena de los turcos con una magnífica ocasión de Frenkie de Jong, que solo ante Iñaki Peña la lanzó fuera. El holandés lo había hecho todo bien: desmarque y control, pero falló en la finalización.

Este falló dio alas a los locales, que impulsados por una afición que gritaba hasta el punto de impedir no ya que se escuchara cualquier instrucción sobre el terreno de juego sino que ni se oyeran los pensamientos propios (quien los tuviese), empezaron a explotar las debilidades del Barça atrás. Babbel empezó a buscar el espacio entre Eric y Alba y forzó un córner que supuso el primer tanto. Jugada de estrategia (otra de las advertencias de Xavi en la previa) y cabezazo de Marcao al fondo de la red. Ahora, el Barça se veía obligado a marcar dos goles.

La mejora del Barça llegó por la vía de Pedri, el jugador más lúcido del partido que en una jugada deliciosa por la clase y la pausa dentro del área, tumbó a dos rivales y logró el gol del empate que volvía a meter al Barça en el partido. Un partido que regresó en la segunda parte ya sin Adama y con Dembélé sobre el terreno de juego.

Y miren por donde, la entrada del francés, que lleva camino de convertirse en el empleado ejemplo de la institución, despertó a sus compañeros, que a los cuatro minutos marcaron el segundo. Eso sí, hizo falta chutar tres veces seguidas para batir a un Iñaki peña que paró primero un disparo de Busquets desviado por un defensa, luego uno a bocajarro de pedri hasta que Aubameyang ya le fusiló a pase de Frenkie de Jong.

Le había costado mucho más de lo deseado, pero el Barça tenía al fin el partido donde deseaba. Ahora lo que se trataba era de defenderse con pelota y esperar la oportunidad para sentenciar. Aunque en el desarrollo de este plan interviniera el imprevisto de la lesión de Dest.

En los últimos diez minutos, el Galatasaray ya se fue descaradamente arriba y su público, también. Incluso demasiado, y empezaron a caer cerca de la portería y del banquillo blaugrana algunos objetos. Kerem pasó a ser la principal amenaza para un Barça que se veía en los últimos instantes con más problemas de los previstos, el partido estaba en un manojo de nervios y Alba lanzó un balonazo a la grada cuando le cayeron dos objetos al lado y los jugadores se enzarzaron en una discusión. El infierno turco empezaba a dar señales de vida.

Con los ánimos un tanto más calmados, el barça supo reconducir la situación y jugar los seis minutos de añadido sin pasar demasiados apuros. Misión cumplida, pero siguen los interrogantes.

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