Racing le ganó a Independiente con un gol de Enzo Copetti a pocos minutos del final
La Academia es el único invicto de la Copa de la Liga Profesional y crece; ganaba, el empataron y se impuso en el cierre, para extender el gran momento y saltar a la punta de la zona 1
“En los últimos partidos nos entró una especie de nerviosismo que nos hace ir a buscar el resultado antes que el funcionamiento”, decía el viernes el entrenador Eduardo Domínguez para explicar los apresuramientos y desajustes que promovieron errores del Rojo en encuentros anteriores. El suyo era un mensaje tan lógico como difícil de acatar en un clásico al cual los suyos llegaban en deuda y en un estadio hecho una caldera mucho tiempo antes del inicio.
Si le faltaba algo a Independiente para terminar de contradecir aquella frase de su director técnico, la táctica que impuso el propio entrenador puso el ingrediente final. Ordenó achicar bien arriba y el Rojo salió de los vestuarios hecho un aluvión, como si la definición del partido se resolviese en el primer cuarto de hora. Su problema fue que se dejó en el camarín el orden y la imprescindible cabeza fría que es necesario tener para que el ímpetu no se transforme en locura. Y lo pagó muy caro.
Gol de Hauche, el 1-0 para Racing
En el minuto 3, Gonzalo Piovi fue a hacer un lateral en su campo, tres jugadores locales fueron a apretar a Copetti, la pelota sobrepasó a todos y a Tomás Chancalay le quedó un campo por delante como para correr sin oposición. Se enfrentó con el arquero Sebastián Sosa, su disparo picado rebotó en el palo y Gabriel Hauche acomodó la pelota en el arco vacío.
Nada puede ser peor para un equipo conflictuado e inseguro que recibir un gol tempranero. A Independiente el impacto lo invitó a jugar a la ruleta rusa. Durante un largo rato, el Rojo decidió ir hacia adelante con espíritu kamikaze. Quiso alcanzar el empate de manera instantánea, corriendo más que la pelota, empujando sin pensar, y –lo que es peor– olvidando que en el fútbol cuando se ataca también hay que estar pendiente de defender.
Racing, en ventaja antes de lo previsto, aceptó gustoso el cara o ceca. Pasó algún susto, como el remate lejano de Lucas Romero que el arquero Gastón Gómez desvió al córner a los 18 y el tiro con destino de red que Piovi le tapó a Gastón Togni un minuto después. Pero fue haciéndose dueño de la noche.
En principio parado de contragolpe, con Chancalay siempre solo para recibir a espaldas de Alex Vigo, y Copetti, Hauche y Carlos Alcaraz con ventajas para encarar mano a mano a defensores que siempre caminaban al borde del precipicio, Racing controlaba el enfrentamiento.
Entonces cambió de táctica. En lugar del vértigo impuso la pausa. Tomaron la manija en el medio Leonel Miranda y Aníbal Moreno, y la Academia se pareció más al equipo dominante y cerebral que pretende Fernando Gago, aunque le faltó aprovechar los múltiples agujeros que su rival dejaba atrás para establecer diferencias insalvables.
La capacidad de lectura de lo que ocurre en la cancha y la hidalguía para reconocer errores son virtudes que definen a un buen director técnico. Domínguez agradeció que Racing le ofreciera una vida más en la primera mitad y decidió corregir su diagrama original en el descanso. Mandó a la cancha a Alan Soñora y Lucas González, abandonó la idea de ir a buscar al adversario al área de enfrente y el choque giró 180 grados.
Perdieron la suficiencia los volantes de Racing, la pelota cambió de dueño y el Rojo dejó de lado la turbulencia para ganar en manejo y fluidez para elaborar sus acciones. El 1-1 llegó en una de las primeras ocasiones en las que el local encadenó varios pases. A los 10, González recibió libre como interior izquierdo, enganchó frente a Moreno y soltó un zurdazo desde fuera del área. Palo y empate.
El 1-1, por Lucas González
Con la igualdad, no se detuvieron el envión de Independiente ni la caída de Racing. Tuvo dos veces el gol Leandro Benegas, pero se topó con el palo izquierdo primero y con una estirada de Chila Gómez después. Enfrente ocurría lo contrario. Los cambios introducidos por Gago desarmaron la mitad de la cancha, quedaron sin alimento Hauche y Copetti, y el arco de Sosa fue quedándole cada vez más lejos al equipo.
El gol de Copetti, casi en el cierre
Pero el fútbol suele guardarse en el bolsillo sorpresas difíciles de explicar. A los 40, la Academia logró enhebrar su primera jugada coordinada del segundo tiempo. Un centro de Piovi cayó en la cabeza de Facundo Mura, que habilitó de cabeza a Copetti, descuidado en medio del área. Toque suave del delantero y un 2-1 que no parecía estar en los papeles.
Compacto de Independiente 1 vs. Racing 2
Racing se quedó con la sonrisa grande de Avellaneda. Independiente lamentó una derrota que por juego no había merecido en un clásico que tuvo condimentos para todos los gustos.