Por qué la victoria de Ucrania debe ser el único objetivo de Occidente
La victoria de Kiev frente a la invasión de Putin tendría consecuencias globales, escribió la periodista Anne Applebaum: convertiría al país en el símbolo de la resistencia de la democracia frente a la tiranía y sería un ejemplo que envalentonaría a los ciudadanos de otros países que también luchan contra dictaduras y autocracias
Applebaum es una periodista polaca naturalizada estadounidense, experta en asuntos rusos, ganadora de un premio Pulitzer y considerada una de las observadoras más calificadas sobre los temas relacionados con el régimen ruso.
“Los ucranianos y los poderes democráticos que apoyan a Ucrania deben trabajar hacia una meta. Ese objetivo no debe ser una tregua, ni un caos, ni la decisión de mantener algún tipo de resistencia ucraniana durante la próxima década, ni la promesa de ‘desangrar a Rusia’, ni ninguna otra cosa que prolongue la lucha y la inestabilidad”, escribió en su articulo en el influyente medio estadounidense. “Ese objetivo debería ser una victoria de Ucrania”.
Según Applebaum, la guerra ha llegado a “un punto de inflexión”. Es que Putin y sus estrategas esperaban que la guerra no durara más de seis semanas. Sin embargo, tras más de la mitad de ese tiempo y pese a los salvajes bombardeos contra la población civil, las tropas del Kremlin están estancadas.
“Y no es de extrañar: pocos ucranianos están dispuestos a colaborar con los ocupantes. La abrumadora mayoría, más del 90 por ciento, cree que los vencerá. El ejército ucraniano se niega a rendirse, incluso en ciudades muy dañadas por los bombardeos”, escribe la experta estadounidense.
Para Applebaum, pensar en una victoria de Ucrania significa que el país “seguirá siendo una democracia soberana, con derecho a elegir sus propios líderes y hacer sus propios tratados”.
“No habrá un régimen títere pro-ruso en Kiev, no habrá necesidad de una resistencia ucraniana prolongada, no habrá lucha continua”, explicó. “El ejército ruso se retira a través de las fronteras. Tal vez esas fronteras podrían cambiar, o tal vez Ucrania podría prometer neutralidad, pero eso es para que los ucranianos decidan y no para que lo dicten los forasteros. Tal vez se necesiten fuerzas de paz internacionales. Pase lo que pase, Ucrania debe tener fuertes razones para creer que las tropas rusas no regresarán rápidamente”.
Una victoria ucraniana tendría consecuencias importantes, según la especialista. La primera y más importante: Ucrania se convertiría en el símbolo global de la resistencia de la democracia y el Estado de derecho frente al avance de la tiranía. Y, además, sería un ejemplo que envalentonaría a los ciudadanos de otros países que también luchan contra dictaduras y autocracias.
“Los ucranianos, y especialmente su presidente, Volodimir Zelensky, han hecho de su causa una causa global argumentando que luchan por un conjunto de ideas universales: por la democracia, sí, pero también por una forma de nacionalismo cívico, basado en el patriotismo y el respeto por el Estado de derecho; por una Europa pacífica, donde las disputas se resuelvan por las instituciones y no por la guerra; por la resistencia a la dictadura”, escribió.
Según Applebaum, las palabras de Zelensky en sus distintas intervenciones le recordó a los europeos, estadounidenses y muchas otras personas en todo el mundo “cuánto peor era el mundo en el pasado más sangriento y cuánto peor podría ser en el futuro futuro si esos principios ya no importan”.
“Los ciudadanos de las democracias existentes y los miembros de la oposición democrática en Rusia, Cuba, Bielorrusia y Hong Kong se sentirán envalentonados. ‘Su lucha es la nuestra’, me dijo un conocido venezolano la semana pasada. También se fortalecerán las instituciones que protegen a los estados que encarnan esas ideas, en particular la Unión Europea y la OTAN”, consideró la periodista.
Otra razón, según Applebaum, por la que una victoria de Ucrania es imprescindible es evitar que las tácticas que el régimen ruso utiliza en el este ocupado de Ucrania —con desapariciones de funcionarios y líderes cívicos, amenazas constantes a la población civil y deportaciones forzadas a Rusia— se extiendan al resto del país.
“En el caso de una victoria rusa, estas tácticas se aplicarían todos los días sobre Ucrania, creando terror masivo, violencia masiva e inestabilidad en los próximos años. Y, si aceptamos ese resultado, los autócratas desde Minsk hasta Caracas y Beijing tomarán nota: ahora se permite el genocidio”.
La experta estadounidense advierte que, porque hay mucho en juego, las próximas semanas serán “extremadamente peligrosas”. “Putin hará lo que pueda para crear miedo”, vaticina.
En el frente interno, “parece creer que solo los niveles elevados de miedo” impedirán a la población protestar, “una vez que entiendan lo que le ha sucedido a su país. Puede que tenga razón”.
A la vez, en el plano internacional, Putin agita el uso de armas químicas, hipersónicas y nucleares para que “los extranjeros, y especialmente los estadounidenses, teman las consecuencias de ayudar a Ucrania”.
Frente a estas amenazas, Occidente debería responder de una sola manera, según Applebaum.
“Solo hay una regla: No podemos tener miedo”, advierte. “En lugar de miedo, deberíamos centrarnos en una victoria de Ucrania”.