"No tiene idea de lo que viene": la mayor advertencia de un líder de EE.UU. a uno de Rusia desde el fin de la Guerra Fría
Los legisladores demócratas y republicanos ovacionaron de pie al pueblo ucraniano cuando Biden les pidió esa "señal" y mencionó que la embajadora de ese país en EE.UU., Oksana Markarova, estaba presente en la sala junto a la primera dama, Jill Biden.
Sin embargo, el discurso presidencial también fue un recordatorio de los límites que la Casa Blanca ha trazado ante el conflicto armado en Europa, aún cuando EE.UU. presta asistencia militar y económica a Ucrania.
"Permítanme ser claro: nuestras fuerzas no están involucradas ni se involucrarán en un conflicto con las fuerzas rusas en Ucrania", dijo Biden.
"Nuestras fuerzas no van a Europa para luchar en Ucrania, sino para defender a nuestros aliados de la OTAN, en caso de que Putin decida seguir avanzando hacia el oeste", agregó.
Y dijo que EE.UU. y sus aliados "defenderán cada centímetro de territorio de los países de la OTAN con toda la fuerza" de su poder colectivo.
Pero, incluso al reconocer el "coraje" con que los ucranianos luchan por su país, Biden indicó que "los próximos días, semanas y meses serán duros para ellos".
"Calculó mal"
En el pasado, otros presidentes de EE.UU. tuvieron sus choques con Putin por diferentes motivos.
Por ejemplo, cuando el mandatario ruso anexó Crimea en 2014, el entonces presidente Barack Obama advirtió que impondrían "costos" a Moscú.
Pero las sanciones aplicadas por aquella acción y por la guerra que Rusia inició en el Donbás, este de Ucrania, sobre negocios petroleros, financieros e individuos rusos fueron mucho más leves que las resueltas por EE.UU. y sus aliados en los últimos días.
Biden recordó que estos castigos buscan excluir a los mayores bancos de Rusia del sistema financiero internacional e impedir que el Banco Central ruso eche mano de los US$630.000 millones de reservas para estabilizar su moneda.
El valor del rublo se hundió 30% y la bolsa de valores rusa tuvo que cerrar, señaló Biden al Congreso.
"La economía de Rusia se tambalea y solo Putin tiene la culpa", dijo.
También ha sido extraordinario que Biden se refiriera a Putin como un "dictador", aunque ya le había colocado esa etiqueta en 2016 cuando era vicepresidente de Obama y Rusia interfirió en las elecciones de EE.UU. que ganó Donald Trump.
No obstante, al asumir la presidencia el año pasado, Biden había buscado entenderse con Putin.
Ambos líderes mantuvieron un encuentro personal en Ginebra en junio pasado, tras el cual Biden dijo que veía perspectivas de mejoras en las relaciones con Rusia.
Sin embargo, ahora el enfrentamiento entre ambos recuerda a los momentos más tensos de la Guerra Fría.
El presidente ruso puso a las fuerzas nucleares de su país en alerta especial unos días atrás, en respuesta a lo que consideró "declaraciones agresivas" de líderes de la OTAN sobre Ucrania.
El martes, Biden abordó la crisis de Ucrania al inicio mismo de su discurso anual ante el Congreso, el primero que realiza en su mandato y que tradicionalmente comienza con temas internos de EE.UU. antes que con asuntos internacionales.
Abordó el tema asegurando que "la libertad siempre triunfará sobre la tiranía".
"A lo largo de nuestra historia hemos aprendido esta lección: cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, provocan más caos. Siguen avanzando. Y los costos y amenazas para Estados Unidos y el mundo siguen aumentando", dijo.
También sostuvo que el presidente ruso lanzó un ataque premeditado contra Ucrania pero "calculó mal".
"Pensó que Occidente y la OTAN no responderían. Y pensó que podría dividirnos", dijo. "Putin se equivocó. Estábamos preparados".
Un momento especial
Algunos analistas elogian la forma en que Biden respondió a Putin, buscando unidad entre los aliados de EE.UU. sin ir a un choque militar directo con Rusia.
"La respuesta del presidente Biden a la invasión rusa de Ucrania ha sido su mejor momento como presidente", señala William Galston, un experto en políticas públicas de la Institución Brookings de Washington y exasesor del presidente Bill Clinton.
"Occidente está mucho más unido de lo que la mayoría de los pesimistas habrían dicho hace unas semanas y la actuación de Biden tiene algo que ver con eso", le dice Galston a BBC Mundo.
Como indican los aplausos que recibió en el Congreso por sus palabras sobre Ucrania, Biden también cuenta con amplio apoyo nacional para las medidas que ha tomado contra Moscú.
Tres de cada cuatro estadounidenses respaldan las sanciones económicas a Rusia y a Putin, según una encuesta de CBS News divulgada esta semana.
Además, una mayoría de 65% apoya el envío de armas a Ucrania y 63% está de acuerdo con mandar tropas para proteger a aliados de Washington en la OTAN.
Pero en un país tan polarizado políticamente como EE.UU., la pregunta es cuánto tiempo se sostendrá ese respaldo.
Biden ha perdido popularidad desde que asumió el año pasado y su índice de aprobación varía entre 44% y 37% según diferentes encuestas.
Tanto demócratas como republicanos exigen que las acciones contra Rusia incluyan prohibiciones a la importación de petróleo de ese país.
Este es un tema especialmente sensible para EE.UU., que enfrenta su mayor tasa de inflación en 40 años (7,5%) y ya ha visto los precios del petróleo subir debido al conflicto en Europa.
Si la guerra se extiende por meses, la economía estadounidense y global podrían sufrir más efectos.
"Biden tiene la oportunidad de persuadir al pueblo estadounidense de que los sacrificios por la libertad y la democracia en el mundo valen la pena", dice Galston.
"Lo más probable es que las consecuencias económicas de las medidas adoptadas sean negativas. Pero creo que ahora los estadounidenses están dispuestos a aceptarlas", agrega.
"¿Lo harán en tres o cuatro meses si las cosas empeoran? No lo sé".