Mbappé, dos pájaros de un tiro
La dolorosa eliminación con el PSG elimina cualquier atisbo de duda que pudiera surgirle para seguir en París y le refuerza para empezar a preparar su salida al Madrid.
Nada le impide, a nivel emocional, dejar París. Se ha vaciado por el PSG en esta eliminatoria, a ojos de todo el mundo. Incluso del escrutinio de la prensa francesa. "¿De qué se le puede culpar? Pese al miedo por el golpe que recibió en la previa, fue explosivo, veloz y su gol fue una maravilla", escribía sobre la estrella de Bondy el análisis jugador a jugador de L'Èquipe. En sus influyentes calificaciones personales, Mbappé se llevó un 7, la mejor nota del PSG junto con Verratti. El eterno relegado en la galaxia parisina ha sido el que ha tirado del carro.
Libre de la lupa, camino del adiós
De ese 3-1 para la historia, quedan muchos más matices. A Mbappé, pese a su escenificado asombro por verse en el Bernabéu, casi absorto para las cámaras mientras se deleitaba viendo las obras del nuevo coliseo blanco en el entrenamiento del PSG del pasado martes, no le pesó verse en Chamartín. Al revés, diríase que le espoleó a mostrar con más ahínco la profesionalidad que lleva por bandera (celebró los tres goles, el legal y los dos anulados, con su estilo habitual) mientras siga bajo contrato con su todavía club. Dos goles en la eliminatoria de una calidad de aspirante a Balón de Oro. Durante los tres meses que le quedan en París las lupas de la crítica no le pueden apuntar y eso es una ayuda aunque haya evidenciado tener unas espaldas anchísimas. La Ligue1 está en el bolsillo del PSG (aventaja en 13 puntos al Niza) gracias a sus 14 goles, que ponen en un aprieto precisamente a sus compañeros de tridente (Neymar cuatro; Messi, dos). Por el camino, sí recibió cariños de futbolistas importantes del Madrid como Alaba (las cámaras le cazaron diciéndole una larga frase al oído de un decepcionado Mbappé tras el pitido final) y vio de lo que es capaz su amigo y referente Benzema, con el que mantiene miradas delatoras.
Con el recuerdo fresco de una noche eléctrica de esas que no recuerdan ni veteranísimos de este juego como Carlo Ancelotti, Mbappé ha vuelto a casa casi con aires de despedida del Parque de los Príncipes y de este PSG tormentoso y el Madrid, que estaba confiado en que el astro será jugador blanco antes de la eliminatoria, ahora lo cree aún más.