Liga Profesional de Fútbol: Marcelo Tinelli impugnó en la Justicia porteña las elecciones y el Gobierno puede jugar su partido
Los comicios estaban previstos para el 8 de abril, con un solo candidato: Cristian Malaspina; Tapia quiere liquidar la LPF y que el fútbol vuelva entero a AFA, con lo que manejaría $ 20 mil millones
De repente, una presentación judicial; una suerte de minuto extra en tiempo adicional. La hizo el propio conductor televisivo, que procura impugnar los comicios. Aduce irregularidades en la lista que encabeza el dirigente de La Paternal, y que también cuenta con Héctor “Yoyo” Maldonado, de Independiente, y David Garzón, Huracán, en los cargos principales. En las próximas horas se sabrá qué juzgado en lo Civil y Comercial de la Ciudad de Buenos Aires tendrá en sus manos el expediente. Y si habrá un fallo exprés para definir si las elecciones serán realizadas como estaban previstas.
La pregunta es por qué ahora. ¿Qué cambió de una semana a la otra para que Tinelli, cuyos aliados políticos en la Liga Profesional no reunieron siete avales para la candidatura de Mario Leito, de Atlético Tucumán, se decidiera a ir a la Justicia? “Fue Tinelli por su cuenta. Es el único que se enfrenta con Tapia y sus aliados. El resto de los dirigentes no se anima y permite todo tipo de atropellos”, aseguraron a LA NACION desde el entorno del animador televisivo. Sobre una hipotética intervención del Gobierno, las fuentes fueron tajantes: “Alberto Fernández no sabía nada de esto. Se enteró después”.
Enterada o no, el ala albertista del Gobierno puso manos a la obra. ¿La razón? Si por la impugnación de Tinelli los comicios fueren suspendidos o postergados (otra vez), la Casa Rosada tendría más tiempo para instrumentar su plan: imponer a un candidato “de consenso” que fuera aprobado por la mayoría de los 28 clubes de la primera A. El indicado es Víctor Blanco, de Racing, que tiene llegada a Tapia, a las otras cuatro entidades grandes y a La Cámpora. El presidente de la Academia se excusó de avalar a Leito, el candidato de Tinelli, para evitar herir susceptibilidades y matar para siempre un consenso que ni siquiera nació.
Según reconstruyó LA NACION mediante tres fuentes independientes, en los últimos días existió un llamado de Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados y hombre fuerte de Tigre, al propio Leito. El ex intendente de Tigre le confió al legislador tucumano dos cosas: que el Gobierno va a jugar si obtiene el tiempo extra con la presentación judicial de Tinelli, y que al dirigente tucumano le conseguirán los avales necesarios para postularse. Leito nunca estuvo con Malaspina ni con Tapia. Y su postura no cambió: sigue dispuesto a enfrentarse con ellos.
En la semana que pasó, Malaspina y sus aliados comenzaron a preparar el terreno para la asunción. Incluso se especuló con que, al haber una única lista, se adelantara la toma de posesión del cargo. Tal vez olfatearan que Tinelli, al que culparon de “falta de gestión” y le criticaron no haber ido a las reuniones del comité ejecutivo, jugaría un contragolpe judicial. Hubo empleados que, por lo bajo, se quejaron de que las autoridades todavía sin mandato dieran órdenes en las oficinas de Puerto Madero, sobre la calle Olga Cossettini, donde –todavía– funciona la Liga Profesional.
Una decisión deportiva, sin embargo, enardeció a algunos dirigentes: aceptar la orden que emanaba de la AFA de suspender los sorteos arbitrales. A partir de esta fecha –¡justo la de los clásicos!–, los hombres de negro son designados a dedo por la Dirección Nacional Arbitral, que encabeza Federico Beligoy. Sin bolillas. Y, como para que los clubes no tengan espacio para el pataleo, hay una innovación que compensa: en estos días son pulidos los últimos detalles del VAR, y se insiste en que estará listo desde la fecha siguiente, la octava. Así, la AFA revirtió una decisión que había tomado en 2021, cuando los arbitrajes estaban en tela de juicio. Aquella vez volvió a los sorteos para, en teoría, dar más transparencia y que no hubiese más quejas de los directivos por los árbitros designados.
“No van a llevársela de arriba” es el leitmotiv de quienes apoyan a Tinelli en la impugnación de las elecciones. El enojo con Malaspina –y, por elevación, con Tapia– radica en la carta pública que enumeró las falencias en la administración del animador. Pero también hay molestias porque no se hizo una asamblea en la que se evaluara la gestión, como sí marca el estatuto. Y, además, la misiva critica dos incumplimientos procedimentales: por un lado, el hombre de Bolívar aduce que Hernán Arboleya, de Lanús, no puede ser candidato a una función en la mesa directiva porque en su club no integra la comisión (es vocal suplente), y por el otro, Tinelli asegura que la lista que encabeza Malaspina no presentó toda la información que se necesita para estar homologada.
En rigor, el estatuto no pide que quienes se postulen para la comisión directiva de la Liga Profesional sean titulares de sus clubes. El requisito es “integrar la comisión directiva”. Se trata, entonces, de una cuestión de interpretación que deberá zanjar la Justicia: si un vocal suplente integra o no el órgano de gobierno de un club. De todas maneras, cerca del animador dicen que hay un tema ético, y que un suplente en su club no debería poder tomar decisiones en la Liga Profesional desde la mesa directiva.
La AFA mira con atención lo que ocurre. El plan de Tapia es claro: imponer a Malaspina (a quien saludó en las redes sociales por su cumpleaños y con el que tiene una relación de cercanía) para terminar de liquidar la Liga Profesional y cumplir su anhelo de que todo el fútbol argentino vuelva a la AFA. Con un valor agregado: el dirigente que da su nombre al estadio de Barracas Central pasaría a administrar una caja de más de 20.000.000.000 de pesos por año. “Tapia no esperaba esta movida y no pensaba que Tinelli podría hacerla. Lo de Arboleya es una locura y era evidente que iban a ir por ahí”, dice una fuente oficialista que conoce, y mucho, el despacho que alguna vez ocupó Julio Humberto Grondona.
Cerca de Tinelli, los más optimistas esperan un fallo exprés que cancele las elecciones del 8 de abril y obligue a volver atrás todo el proceso electoral. Eso permitiría al Gobierno ganar tiempo y jugar el partido que definirá al sucesor del conductor televisivo en la presidencia de la Liga Profesional. Malaspina, por su parte, fue este miércoles al edificio de Puerto Madero. Estuvo en las oficinas en las que se decide todo lo que pasa en la primera A. Algunos creen que la elección es mucho más que eso y que lo que está en disputa es el futuro de la propia Liga. Seguir siendo, o volver a la AFA. Ésa es la cuestión.