La Real deja vivo al Sevilla
El equipo txuri-urdin crea un puñado de ocasiones muy claras pero es incapaz de marcarle al equipo de Lopetegui, que ya no mira hacia arriba y sí hacia los que vienen por detrás.
Agradecerá el parón como agua de mayo, como el diluvio que inundó el césped en la primera mitad, un Sevilla exhausto y que acude casi siempre a los partidos con un montón de bajas. Ahora mismo: Diego Carlos, Rekik, Acuña, Papu, Fernando, Rafa Mir y Suso. Un parte que además en los últimos tiempos suele empeorar durante el calentamiento. Contra el West Ham había salido del once y de la convocatoria Ivan Rakitic por una gastroenteritis y esta vez le tocó no jugar a Yassine Bono, con problemas musculares. La paliza europea de Londres permanecía en las piernas, fresca, y Lopetegui decidió sacar un novedoso once con sólo dos centrocampistas, Óliver Torres y Delaney, y hasta cuatro futbolistas atacantes por delante: Ocampos y Tecatito por las alas, Munir de enganche y en punta, Martial. Imprecisos y con poca conexión entre ellos, apenas el mexicano inquietó tímidamente a la Real durante los primeros 45 minutos.
Imanol alineó en el eje a Zubimendi en vez de Illarra, y sorprendió con Sorloth por Isak en la punta de ataque. Para el noruego fue la única pero tremenda ocasión del partido en el primer acto. Su disparo a quemarropa iba dentro pero las piernas de Portu, un compañero no amigo que yacía justo delante de la línea de gol, desviaron la pelota para evitar de manera increíble el tanto txuri-urdin. ¿Qué nombre se le puede poner a esa jugada? De momento, se quedará en "antítesis del gol en propia puerta".
Tenía el balón más el Sevilla en la reanudación gracias a la inclusión de Jordán en el campo pero en cuanto se sacudió ese dominio la Real creó un puñado de oportunidades clarísimas. Que no entrara ninguna explica perfectamente la poca pegada de los donostiarras durante toda esta temporada. Apareció Dmitrovic para detenerle un remate en propia puerta a Augustinsson y también para negarle un chutazo a Silva, que ya había salido al campo para enamorar con su calidad. Portu la mandaba al palo y Delaney desviaba un disparo de Januzaj, gran partido el del belga, que se colaba tras una gran jugada txuri-urdin. Y Silva cabeceaba al larguero mientras la grada se debatía entre el alivio y una reclamación general a su equipo.
Guridi volvió a amagar con el gol antes de que Erik Lamela le diera algo de aire al Sevilla con un balón cerca del palo de Remiro. El regreso del extremo argentino tras más de cuatro meses de ausencia se convirtió en casi la mejor noticia para los sevillistas. En la recta final, el propio Erik se inventó un par de acciones delicatessen por la banda derecha, pero Montiel no atinó con el centro ni tampoco con un remate que habría dado una victoria milagrosa a los locales.