La columna de Boca: Pasan los años, pasan los presidentes...
Se fue D'Onofrio pero los muchachos siguen ligando en Conmebol. A Boca, en cambio, le tocó "el grupo de la muerte". Pero tranquilo, bostero. Si a nosotros nos parece difícil, ¿sabés cómo debe estar nuestros rivales de que les toque el único grande argentino?
Suele decirse que en el deporte -como en otros ámbitos de la vida- la continuidad de los procesos es una ventaja. Veamos, por ejemplo, al Manchester United de Sir Alex Ferguson: se cansó de ganar en una gestión de más de un cuarto de siglo. El Narigón Bilardo, en ocho años, nos llevó a dos finales del mundo y no pueden discutirse los resultados aunque él reniegue del subcampeonato del 90. River es otro buen ejemplo de ciclo largo y exitoso. ¿Gallardo? No, no. El tema es que se va Don Frío, llega Jorge Britcoin y, con el Chori Domínguez aún en Paraguay, sacan el sorteo de Libertadores más fácil de la historia del fútbol. ¿Casualidad? No parece. River tiene un banco de lujo (¿Macro se llama?).
Tan difícil es pensar en el azar que a Boca le había tocado por bolillero Fortaleza, uno de esos accesibles, y tuvieron que correrlo de zona porque ya estaba Corinthians, otro brasileño. ¿A quién le cayó el regalito? Adivinen... ¡Sí, a River! Insólito, ¿no? Así que el equipo que mejor se lleva con la Conmebol deberá enfrentar en la primera fase al ya mencionado Fortaleza (podría llamarse Debilidad), Colo Colo y Alianza Lima, que logró en los últimos años un récord extraordinario: 22 partidos seguidos sin ganar por Libertadores. No más palabras...
Boca deberá afrontar, encima, las consecuencias de su penoso comportamiento en Brasil, gracias al cual no podrá estar en toda la primera fase alguno (Villa, el mejor jugador del equipo en el actual torneo local), y otros en casi toda: Rojo (5 fechas) e Izquierdoz (4) se sumarán cuando gran parte de la suerte esté echada. Lo bueno es que por varios años no estarán Cascini, Bermúdez, Delgado... Los irresponsables que nos metieron en esto.
Así que, muchachos: guardia alta, que estamos solos contra todos. Los de afuera y algunos de adentro también. Dientes apretados, mucho huevo y a sacar la chapa. Si a nosotros nos parece difícil el grupo, imagínense a los demás cuando vieron que les tocaba Boca, el único grande de la Argentina. Todos tenemos el mismo sueño, y no hace falta decirlo. Cuanto más cueste, más se disfrutará.