Italia da señales de vida

La Azzurra vuelve a ganar y meter goles en el amistoso ante Turquía, remontando un tanto de Ünder que llegó por una cantada de Donnarumma.

Mirko Calemme
As
El inútil amistoso de Turquía tuvo, al final, algo de sentido para Italia, que vuelve a marcar goles y celebrar un triunfo que le faltaba desde otro partido sin mucha importancia, la final para el tercer puesto de la Nations League ante Bélgica. No hay ni un italiano que se alegrará para lo de esta noche, pero Mancini, que cambió a diez titulares respecto al desastre con Macedonia del Norte, sabe que tiene una plantilla mucho más larga de la que ha utilizado en los últimos compromisos. Toca renovarse y su nueva etapa ya ha empezado.

Los italianos comenzaron el partido de manera coherente con su momento desastroso. Donnarumma, que ya había recibido muchas críticas por el nefasto remate de Trajkovski, convirtió en el 1-0 una jugada personal de Ünder, que penetró en el área, se deshizo de Chiellini y abrió la lata con la ayuda de una evidente cantada del guardameta.

Pudo ser el mazazo definitivo al estado de ánimo de los italianos que, sin embargo, supieron reaccionar. Antes del descanso crecieron, empataron con un cabezazo de Cristante y hasta completaron la remontada con Raspadori, que aprovechó un mal pase de Bayindir recuperado por un gran Tonali. El mediocampista, que en el Milan está disputando una temporada excepcional, demostró que está listo para tomar las riendas de la Nazionale. Y que en los últimos meses, quizás, pudo tener más espacio.

En el tramo final de la primera parte Donnarumma rozó otra cantada, golpeando a Ünal con un pase, pero luego se hizo perdonar neutralizando un remate desde lejos de Calhanoglu.

El duelo entre exmilanisti se repitió en la reanudación con un lanzamiento de falta que no superó al portero. Después, los cambios bajaron el ritmo y en el 69' Italia alargó su ventaja. Lo logró otra vez con Raspadori, que, tras un error de Muldur, se deshizo como en el 1-0 a Demiral y anotó el 1-3. Dursun recortó distancias en el tramo final y estuvo a centímetros del 3-3, que le negó Donnarumma con un paradón de los suyos, uno de los que se echaron en falta últimamente.

Se acabó así el amistoso más triste en la historia de la Nazionale, a la que le quedan nueve meses de dolor y vergüenza, a la espera de un Mundial que quería ganar y ni vivirá. Habrá ocasiones para aliviar el dolor: la 'finalissima' con Argentina en Wembley y las citas de Nations League contra Alemania, Hungría e Inglaterra. Algo es algo.

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