Independiente y Eduardo Domínguez no renuncian a nada, a pesar de sus múltiples problemas
Envuelto en pesares, el local se aferra al orgullo y la paternidad para sostener la ilusión de seguir siendo el mejor del barrio; “Necesitamos que las situaciones positivas se consoliden”, dijo el DT
El momento futbolístico
Transición y búsqueda gobiernan la actualidad futbolística de Independiente en estos meses. Transición hacia un estilo de juego con afán de protagonismo y ataque. Búsqueda de un funcionamiento colectivo del que hasta ahora solo se vieron pinceladas.
“Nos está costando”, sentenció Eduardo Domínguez tras el decepcionante 1-1 del lunes pasado ante Central Córdoba. “Necesitamos encontrar los caminos para que las situaciones positivas se consoliden y se repitan de manera más frecuente”, abundó durante la conferencia de prensa de ayer, como para dejar claro que la mayor preocupación está en el rendimiento antes que en los números.
La realidad es que el equipo no dejó buenas sensaciones casi en ninguno de los partidos disputados. Errores en defensa, escasez de talento en el medio, falta de peso en la delantera y fallos reiterados en pases y controles han atentado contra la idea de llevar la manija del juego, aunque Domínguez no pierde la ilusión: “Es un partido que nos viene muy bien para reafirmar los conceptos que queremos como equipo y que estuvimos trabajando desde la pretemporada”, dijo ayer con absoluta convicción.
Mientras tanto, un interrogante sobrevuela “el Bochini”: ¿el obstáculo estará en la comprensión de las ideas que impulsa el técnico o en la calidad individual de un plantel que expone sus limitaciones sin disimulo?
Las figuras
Es el punto donde quizás se localice los mayores déficits. En estos seis partidos, la alineación del Rojo ha visto pasar tres arqueros, seis defensores y hasta una docena de mediocampistas y delanteros, sin que ninguno de ellos haya destacado especialmente.
“Estamos buscando quién se complementa mejor con quién. Cuando lo encontremos seguramente va a salir el equipo casi de memoria”, asegura Domínguez y agrega: “Cada uno va a empezar a sobresalir en la medida que vayamos mejorando el funcionamiento, pero nos hace falta tiempo para que suceda”.
Viene de un flojo partido ante Central Córdoba
Lo cierto es que hasta el momento los silbidos de la gente son la respuesta a la medianía. El podio de los elegidos continúa desierto.
El director técnico
Nadie en Independiente discute la capacidad de Eduardo Domínguez. Más aún, se lo considera el mejor fichaje del año. Pero él mismo acepta las carencias. Su afán por darle firmeza al juego se demuestra en las múltiples pruebas realizadas, incluso dentro de un mismo partido. “Puede cambiar el dibujo pero la idea es siempre la misma”, afirma, aunque los exámenes terminan presentando más tachones que aciertos.
Por el momento, la calma y la paciencia son, quizás, las principales virtudes del técnico que fue campeón con Colón. “Tenemos que transmitir serenidad de dentro hacia afuera”, señala con la misma voz tranquila que usa para decir que “a la gente solo podemos agradecerle y pedirle que sea fiel a sus sentimientos”. Su manera de comunicar es, tal vez, la noticia más valiosa para un club que lleva demasiado tiempo instalado en el nerviosismo.
La institución
El segundo mandato de Hugo Moyano como presidente finalizó el 19 de diciembre pasado. Ese día debieron celebrarse elecciones, pero primero las autoridades y después la principal fuerza de oposición, con Fabián Doman a la cabeza, judicializaron la convocatoria. La Justicia bonaerense decretó la suspensión del acto y desde entonces, el Rojo vive un estado de provisionalidad que es imposible saber hasta cuándo se prolongará.
La anormalidad política va de la mano del tembloroso estado de las finanzas. Endeudado en cifras millonarias, con múltiples juicios en contra e impagos que ya originaron inhibiciones para adquirir jugadores y amenazan con reproducirse en el próximo mercado, Independiente da vueltas en un círculo muy vicioso. La falta de dinero obliga a soltar lastre. Los jugadores mejor valorados se van y solo pueden llegar aquellos que cuestan poco dinero. En este contexto, pensar a largo plazo suena a quimera. Pero aún, la palabra quiebra asoma en el horizonte.
Los hinchas, las urgencias, la historia
Maldicen el presente, buscan culpables y aceptan a regañadientes la mediocridad... pero cuando le pelota empieza a rodar quieren ganar como cualquiera. La escasez de títulos locales –el último fue en 2002– estimula las urgencias y acrecienta la presión sobre un plantel agarrado con alfileres.
Pero el historial entre Independiente y Racing sigue diciendo que el Rojo aventaja en 23 partidos a su rival de barrio, y que el cruce de 2021, en una situación parecida, se saldó con victoria por 1 a 0. Entonces hoy la gente del Rojo llenará el Bochini con la pasión y la ilusión intactas. Confiada en que en algún lugar de los genes persista la grandeza de las noches de gloria.ß