Hay que hablar de Boca

Gracias a la entrada de Óscar Romero y la actuación del equipo, el tema es el fútbol y no los escándalos.

Olé

Hablamos de Boca. Y es una buena noticia: la actuación en el debut por la Copa Argentina invita a sumergirse en las múltiples alternativas que crecieron al compás de la aparición de Óscar Romero en la formación.


De lo que hablamos es de fútbol, y ese fue el capital emergente de la performance del equipo, después de una semana tan agitada por las cosas que pasan fuera de la cancha, pero tienen su inevitable repercusión adentro.

Esa es la buena noticia. Que de lo que hablamos no es del agresivo posteo de ningún jugador, de la indisciplina de otro, de roces y enfrentamientos, de mensajes directos e indirectos entre dirigentes y representantes. No es de dichos incisivos de uno o de respuestas envenenadas de otro, no es si tiene razón tal o cual en medio del conflicto desatado. Hablamos de fútbol, de la razón de ser de Boca.

El vicepresidente Riquelme suele pretender que las reiteradas bombas periodísticas sobre internas y voces discordantes no son otra cosa que el resultado de que en los medios hay que hablar mucho de Boca, y dice comprender que es muy difícil.

Salvio: "El puterío no va conmigo"

Hay que hablar mucho de Boca, sí, lo sabe cualquier editor o productor periodístico. Pero el tema del que se hable no crece en los árboles ni llueve del cielo. Cuando un jugador responde como Salvio (“De eso no te voy a decir nada porque ese puterío no va conmigo”), por más que se le pregunte dos y tres veces, clausura el grifo del cabaret.

Y cuando el equipo juega como el miércoles, se juntan los elementos necesarios para hablar de Boca y hablar de fútbol. El interés y la demanda de las audiencias es hoy cómo se armará el ataque con las nuevas potencialidades, si el esquema con enganche vino para quedarse o con qué dibujo combinará, y cómo se repartirán las cartas del nuevo mazo.

Dará gusto seguir hablando de fútbol con ese menú.

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