Griezmann está de celebración
El francés cumple 31 años recuperando su mejor versión con el Atlético. En Vallecas tan solo le faltó la finalización, una de sus grandes virtudes. Trabajo impagable.
Quizás todavía no esté en su plenitud física y en los últimos duelos le ha costado materializar las ocasiones, una de sus grandes virtudes como delantero. Pero, Griezmann puede decir que se ha ganado el perdón y el cariño de la afición del Atlético. Una unión que se materializó tras el duelo en Old Trafford, donde se marchó coreado después de un despliegue físico y un trabajo encomiable, además de la asistencia para el gol de Lodi que clasificó a los rojiblancos para cuartos de la Champions (ha participado de forma directa en seis de los nueve goles del equipo en la competición).
Un trabajo que no se negocia en Griezmann y que puede servir también como modelo para un João Félix con el que cada vez se entiende mejor dentro y fuera del campo. Ante el Manchester United, el Atlético comenzó sufriendo y el centro del campo no conseguía taponar la salida fácil de los ingleses y los huecos entre líneas. Simeone tomó nota, trasladó a Griezmann a la banda derecha, centró a De Paul y el equipo fue un bloque equilibradísimo gracias a que el francés no perdona una carrera.
Y contra el Rayo, con el marcador a favor, de nuevo el ‘8’ volvió a la banda para dejar un despliegue que prácticamente ningún jugador de primer nivel puede llevar a cabo (hay que recordar que Griezmann acabó dos temporadas en el Atlético como Balón de Bronce, tercer mejor jugador del mundo). En Vallecas únicamente se le escapó el gol, gozando de dos grandes ocasiones que no consiguió embocar. Una primera después de una falta sacada por De Paul y un balón peinado por João Félix y la segunda en un mano a mano tras la asistencia de De Paul donde no pudo superar a Dimitrievski.
Griezmann acabó el partido contra el Rayo con ocho recuperaciones, 17 duelos cuerpo a cuerpo, 31 pases buenos de 34 intentados (91,2% de acierto), cuatro entradas… algo que define su trabajo casi como centrocampista de brega más allá de su calidad en los metros finales. Un Griezmann que va volviendo a ser el Griezmann que se marchó del Atlético, importante para Simeone, ganando confianza, trabajador, determinante, y al que solo le faltó el gol para redondear un cumpleaños de máxima felicidad. Un acierto que irá volviendo con el paso de los partidos y que se espera tras el parón internacional.