Espejismo con Messi

Olocip radiografia a la nueva 'Pulga': sus números son los peores de siempre de cara a puerta, pero su influencia es mayor que nunca en el juego. El argentino cambia de piel.

Javier Martín
Messi es menos Messi. Al menos, es otro. Eso dictan los números, que dan constancia de su metamorfosis. Cierto es que las expectativas generadas por el siete veces ganador del Balón de Oro, que llegó como agente libre en un golpe de mercado prácticamente sin parangón histórico y presentado casi como patrimonio parisino al lado de la Torre Eiffel, superaban la estratosfera. Pero Leo, acostumbrado a estar instaurado en la excelencia, no ha sido si quiera capaz de acercarse a ellas una vez superado el ecuador de la temporada. Pero ha encontrado una vía de escape a su cambio de paradigma.


Las lágrimas del rosarino en su sorprendente despedida del Barça, cuando días antes se daba por hecha su renovación, simbolizaron la dureza que avecinaba la separación de un matrimonio a todas luces ganador. Diecisiete temporadas en las que ha triturado todos los récords a nivel individual y ha llenado de títulos las vitrinas del Camp Nou. El Barça le debe mucho, pero también él al Barça. Tras romper con su ecosistema de toda la vida, esa denominada zona de confort, La Pulga es otra en París. Menos brillante y decisivo, pero más influyente e implicado en el juego. El Messi más colectivo.

El Messi menos brillante

Messi está firmando los peores números de su carrera, afirma Olocip, compañía internacional pionera en el desarrollo e implementación de la Inteligencia Artificial (IA) y que ha radiografiado el rendimiento del argentino analizando, no tanto la cantidad de acciones realizadas si no la calidad que tienen para su equipo. Es decir, el valor y el impacto, que han sido considerados positivos cuando incrementan la probabilidad de su equipo de anotar gol o cuando disminuyen la de encajar.

Si en su última temporada como azulgrana promediaba un valor de +0,73, esta presenta +0,26 por partido. En otras palabras. Este Messi es un tercio del Messi del Barça, que ha pasado de asegurar un gol por partido y medio con sus desempeño tanto ofensivo como defensiva y a la hora de tomar la batuta de la construcción del juego, a necesitar cuatro partidos para hacer lo mismo. Una vez superada esa teórica adaptación, a la parroquia parisina se le agota la paciencia, pasando de la ilusión a la decepción. "Es una sombra de sí mismo", decía también L´Èquipe tras ser eliminados por el Niza en la Copa de Francia.

Con la mirilla atascada

El '10', ahora el '30' en el PSG, saca la peor nota en el apartado ofensivo, en general, y en el de la finalización, en particular. Promediando un valor de -3,62 en este último guarismo, está lastrando a un conjunto parisino con mayoría de decepciones que alegrías. De hecho, Mauricio Pochettino está en el disparadero, día sí día también, por no ser todavía capaz de exprimir el potencial de su constelación de estrellas. Ese número indica que los disparos de Messi a portería, por probabilidad, deberían haber acabado en gol con más frecuencia.

Los datos lo colocan como el jugador que más goles falla, no solo del PSG, si no también de la Ligue 1. Solo Gaëtan Laborde, delantero del Rennes, le salva de no ser el peor. Según las previsiones de Olocip, debería haber anotado, al menos, cuatro goles más de los que lleva. Algo impensable hace unos años, cuando instauraba su dictadura del terror ante las porterías rivales. Fuera de las fronteras del campeonato francés el panorama tampoco es muy halagüeño, donde es cuarto por la cola.

"Hay algo triste en verlo así", decía L´Èquipe tras su gris partido ante el Madrid. Sin embargo, apenas semana y media después fue incluido en el once de la semana de la Ligue 1 tras su actuación ante el Saint-Éttiene, con dos pases de gol a Kylian Mbappé, que ha absorbido por méritos propios la luz del argentino y la de Neymar. "De ángel a deminio", escribía el prestigioso medio francés. De nuevo hincando la rodilla ante el Niza en el último partido antes del trascendental partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League ante el Real Madrid, bajó a los infiernos: "Fue transparente".

El Messi más influyente

El argentino está sabiendo reciclarse, incrementado cuantitativame y cualitativamente su faceta como constructor del juego e implicación defensiva. Esta última es la única del juego del astro argentino que ha mejorado respecto a su desempeño como blagurana. Un Messi más al servicio del equipo. Que suple su falta de inspiración y precisión con implicación...y asistencias. Ahí sigue siendo el rey. Con diez, a la par que Mbappé, es el jugador que más goles regala de la Ligue 1. Por ello, Pochettino le sacó de la banda derecha para ubicarle cerca de la base neurálgica de la jugada. Aunque sigue siendo menos que

Solo con su volumen total de pases, sumado al de sus asistencias, es capaz de generar más valor que en el Barça el año pasado. El Messi más terrenal, de momento, ha pasado de ser un todojugador de videojuego a un excelente generador de juego. Su influencia es mayor que nunca. Una constancia poco esperanzadora que se une a la posibilidad de que Mbappé no llegue al partido ante del Santiago Bernabéu, por un golpe, y a la baja forma de Neymar, recién regresado de su lesión en el tobillo.





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