Entró Camavinga... y Benzema se puso las botas
El Real Madrid se dio una gran alegría en Europa después de mucho tiempo. Una de esas victorias que refuerzan la autoestima y da un aviso a sus rivales. Pero no fue un partido sencillo. Los blancos tuvieron que trabajárselo mucho y pasar por malos momentos ante un rival que se descompuso en la segunda mitad por el empuje final.
Aquí algunas de las claves tácticas del Real Madrid-PSG
La entrada de Camavinga
Sin duda alguna, la más importante. El Madrid estaba teniendo actitud, pero le faltaba un pasito más para poder hacer daño de verdad al PSG. Ese paso lo dio con la entrada de Camavinga por Kroos. Con más piernas que el alemán, que llegaba tocado, le dio el impulso definitivo a su equipo. Modric tuvo mayor libertad y el croata inventó. Benzema se aprovechó de todo ellos y se puso las botas.
Camavinga también permitió mayor tranquilidad a los centrales en las transiciones gracias a su buen posicionamiento táctico, que acompañó con velocidad cuando el balón superaba su línea para llegar a la presión y parar el ataque rival.
Mbappé, con mucho espacio
Si alguien mantuvo al PSG con más de un pie en cuartos de final durante 76 minutos fue Mbappé. El PSG realizó muchos ataques posicionales, pero también tenía claro lo que debía hacer nada más robar el balón: buscar a Mbappé. Con el Madrid volcado en ataque, el PSG cerraba con dos filas pero con el francés algo descolgado y abierto para iniciar la carrera en cualquier momento. Tanto Neymar como Messi o incluso Paredes y Danilo trataron de buscar en largo al galo en cuanto los parisinos recuperaban el esférico. Así llegaron varias de las mejores ocasiones de los de Pochettino y, por su puesto, el gol de Mbappé.
Ese efecto se fue desvaneciendo en la segunda mitad, pero fue el que hizo poner contra las cuerda a los blancos.
Lo que duró la presión de Kroos
Para Ancelotti era clave evitar los contragolpes del PSG, sobre todo porque su intención era dar un paso hacia adelante e ir a buscar arriba a su rival. Para ello, Toni Kroos realizó en el primer tramo del partido una tarea que no suele ser su cometido pero que, en esta ocasión, ayudó a la presión alta del Real Madrid. El alemán estuvo atento para echarse encima del jugador del PSG que fuera a iniciar la contra y no dejar que se girara a buscar a los de arriba, sobre todo a Mbappé y su velocidad. Aquí podemos ver esa presión sobre Neymar que, encima, acabó en robo de balón y disparo final de Carvajal.
Pero esa presión tan intensa era difícil de aguantar por mucho tiempo y ni el Madrid, ni Kroos, pudieron continuarla. Ahí fue cuando el PSG comenzó a crecer. Y hasta que no entró Camavinga, la cosa no se volvió a voltear.
La libertad de Messi y Neymar
Otra de las consecuencias de esa presión alta del Madrid fue la libertad que tuvieron para recibir tanto Neymar como Messi. Con Modric y Valverde yendo a la presión junto a Benzema, Vinicius y Asensio, Kroos se quedaba solo. Brasileño y argentino supieron posicionarse a ambos lados del alemán con metros suficientes a la redonda para recibir el esférico sin oposición, lo que generó muchos problemas a la defensa blanca en la primera mitad.
Pero ni Neymar ni Messi estuvieron finos, a la altura de lo que exigía el partido. Y con más kilómetros en las piernas no fueron capaces de acompañar a Mbappé para rematar el partido. Eso ayudó mucho al resurgimiento del Madrid.