El informe de aquella reunión

El encuentro entre la directiva, cuerpo técnico y plantilla tras el Levante sirvió de acicate. Cuitas, dinero, encuentro entre capitanes y Cholo, mejora con De Paul, las claves.

Patricia Cazón
As
El Atleti tocó fondo el miércoles 16 de febrero. Esa noche de miércoles, el equipo rojiblanco perdía ante el Levante, colista de LaLiga, con más de 50 goles encajados, sin disparar una sola vez a puerta. Las dudas rodeaban a un equipo que, por primera vez con el Cholo Simeone, recordaba más que nunca a los tiempos justo antes del Cholo. Desnortado, perdido, débil, acumulando goles encajados (34 había recogido Oblak de su red, más que nunca), acumulando derrotas (siete a un tercio de acabar LaLiga; la vez que más con el Cholo habían sido ocho, en la 2012-13). El punto de inflexión se escapaba, nunca acababa de llegar. Lo había dicho Giménez después de la remontada y victoria ante el Valencia, que lo necesitaban. No lo fue ganar al Oporto en la última jornada de la fase de grupos de la Champions, no lo fue ante el Valencia, tampoco tras remontarle al Getafe. Ni las derrotas. Ante el Athletic en la Supercopa de España en Arabia, el 4-2 en el Camp Nou, ante Mallorca, ante el Granada. La catarsis no llegaría hasta dos días después de ese miércoles, el viernes 18 de febrero, en una reunión comandada por Miguel Ángel Gil Marín con Andrea Berta, director deportivo, cuerpo técnico y plantilla. El consejero delegado sentía que el equipo se estaba derrumbado de verdad, como nunca con el Cholo, y tomó las riendas. 

"Gran movimiento del club en el postpartido contra el Levante para que todo lo que está sucediendo suceda", que deslizaba Simeone ayer, tras ganarle al Betis y regresar a esos puestos Champions, los cuatro primeros clasificados de Liga, que dan acceso a la próxima Champions, objetivo primigenio, en negrita y subrayado del club, el cimiento de todo. Aquella fue una reunión a cara descubierta, en la que todos se dijeron todo. Lo que molestaba, lo que no, lo que entorpecía, lo que fallaba. Las cuitas sobre la mesa, aunque, según ha podido saber AS, no fue la única reunión en la que directivos, plantilla y cuerpo técnico lo hacían. Tratar de arreglar las cosas diciéndose las cosas a la cara. Ha habido cinco, seis, a lo largo de esta temporada. En una de ellas, semanas antes, en el despacho de Enrique Cerezo, presidente, en el Wanda Metropolitano, las voces altas se podían escuchar a través de las ventanas.

Una de las cosas que la directiva trasladó al plantel, en esa reunión tras la derrota ante el Levante, fue la del dinero. La de los sueldos, ya tocados hace un año a causa de la crisis provocada por la pandemia del COVID. Si el equipo no se clasificaba para la Champions no serían los mismos tampoco. No se prometieron primas como sí sucedió cuando hace dos años el Atleti vivió una situación similar, antes del partido ante el Liverpool. En este caso se puso sobre la mesa una verdad meridiana: los sueldos sufrirían una rebaja importante si el equipo no acababa LaLiga entre los cuatro primeros. Los ingresos se reducirían drásticamente, la Champions supone para los equipos en estos momentos alrededor de unos 60 millones, sólo por estar. No hacerlo repercutiría directamente en las nóminas. Tampoco la plantilla sería la misma, claro. No hacerlo repercutiría directamente sobre ésta: el club estaría obligado a vender a una estrella. Una al menos. Seguramente dos. "Hay que ganar esta Liga de cinco", dijo Miguel Ángel Gil a los jugadores. Y ese mensaje caló. Acababa de nacer otra frase cholista, a lo "partido a partido": LaLiga de 14.

Otra clave: reunión entre capitanes y el Cholo, banco de Suárez

El vestuario rojiblanco nunca ha llegado a estar roto. Tensión, sí. Enrarecido, también. Pero roto no. Ha habido piezas, sin embargo, que no han terminado de encajar. Fichajes. Rodrigo de Paul es ejemplo. Cunha cayó de pie, el argentino, no. No aterrizó de la mejor manera, con aires que recordaban al primer Carrasco, con relación estrecha solo con Correa, Suárez y poco más. Algo que, según ha podido saber AS, también ha cambiado. Cenas en las últimas semanas entre los jugadores han suavizado esa relación tensa. De Paul va encajando, se está acoplando a los demás. Y este equipo lo necesita. Es un futbolista diferencial.

Una reunión entre el Cholo y sus cuatro capitanes, que no había pasado antes esta temporada, es otra de las cosas que han sucedido en el Atlético en las últimas semanas y que cimentan la mejoría palpable del equipo (tres victorias, ante Osasuna, Celta y Betis). El entrenador se encontró con Koke, Oblak, Giménez y Savic como hacía cuando los que mandaban en el vestuario eran Gabi, Godín y Juanfran. A pecho descubierto. El técnico pidió ayuda para intensificar su mensaje, sus órdenes, sus planes, al resto de futbolistas sobre el campo. Una parte de la plantilla le demandaba al argentino que fuera más ofensivo con une quipo diseñado para ello (con jugadores como Lemar, Carrasco, João Félix, Correa, Llorente, Griezmann, Suárez) y que no se guareciera atrás, para defender, cuando el paso de las jornadas ponían de manifiesto una y otra vez su debilidad defensiva.

Tras las cuitas, la reflexión. Y un cambio en el equipo que se tocaba desde el mismo once ante Osasuna. Hasta ese partido, el número 24 en Liga esta 2021-22, Luis Suárez había sido titular en 17. Desde éste, no ha vuelto a ser, siempre suplente y sin gestos, enfados, como asumiendo su nuevo papel... Pero es que futbolistas que hasta entonces habían tenido una presencia casi residual (Lodi, Herrera, Vrsaljko) eran ya los titulares. El Cholo se olvidaba de verdad de los nombres y apostaba por los que, creía, que le podían dar rendimiento. Funcionó. Pamplona, el trascendental partido ante el United, el Celta, el Betis, otro partido trascendental para demostrar que, en efecto, el Atleti es otro, que el Atleti vuelve a ser el de siempre. Anoche durmió ya en ese colchón que buscaba, los puestos Champions. El suelo que tocó ante el Levante le sirvió para coger impulso. Hacia arriba como una flecha.


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