El Betis esquiva una debacle

El equipo de Pellegrini cae 1-2 ante un Eintracht que fue superior en todo y erró un penalti ante Bravo. Fekir firma un gol que da vida de cara a Frankfurt.

Daniel Lagos
As
El Betis evitó el descalabro total ante un Eintracht que se impuso en todas las facetas sobre el Benito Villamarín pero dejó con vida a los verdiblancos de cara a la vuelta. La derrota reflejó infinitas carencias en un equipo sin fuerzas y con errores atrás que entregaron a su rival un puñado de opciones para haber sentenciado esta desequilibrada batalla. Bravo, que falló en el primer gol, detuvo un penalti en el segundo tiempo para alargar la esperanza verdiblanca de dar la vuelta a este 1-2 pese a que sus argumentos futbolísticos sólo los sostuvo Fekir. El tanto del francés mantiene con vida a un equipo que pide a gritos más oxígeno en el momento clave del curso. El Eintracht fue más intenso, más vertical y más ambicioso.  


Nadie escondió sus intenciones en el inicio. El Eintracht apretó en su presión y en su intención de no dar aire a los verdiblancos. Los de Pellegrini se apuntaron al desafío sin pensar si sus fuerzas durarían hasta el final. Canales encontró pronto un espacio ante un lanzamiento largo de Claudio Bravo pero no acertó a disparar con fuerza ante Trapp. Esa ocasión fue un espejismo: el conjunto alemán tomó los mandos controlando bien las salidas de balón del Betis. Fekir no encontró el camino para mandar. Tampoco Canales, perdido entre centrales y lejos de la salida de balón. En pleno intercambio de intenciones apareció Kostic. Recibió un balón de Sow en el lado izquierdo, amagó a Sabaly y lanzó un balón teledirigido a la escuadra de un Bravo perdido. Quizás fue un centro fallido. Suficiente para que el conjunto de Glasner tomara ventaja en Heliópolis.

El Betis quiso más balón. Tiró de ímpetu y suspiró para que apareciera su fútbol. Pero el Eintracht supo minimizarlo e incluso amenazar sus espacios. Era la hora de Fekir. Hasta el filo de la media hora no había dejado su sello y Canales lo encontró al espacio. Ahí el francés es letal. Recortó antes los zagueros, estiró su zurda y colocó el balón en el lugar preciso para que Trapp ni soñara con alcanzarlo. El Villamarín estalló. Pero la alegría duró poco. Edgar erró en una salida de balón, Sow se anticipó, Lindstrom penetró y regaló un pase atrás a Kamada para el 1-2.

El equipo de Pellegrin siguió desdibujado tras el descanso. Le costó esquivar cada presión del Eintracht. Faltaba fútbol, pero también fuerzas. Y el ida y vuelta no cesó para satisfacción de un Eintracht entregado al riesgo. Una mano cuestionable de Aitor Ruibal en el área propició un penalti que Bravo detuvo a Santos Borré. Fue el reinicio de la locura. Canales se topó con Ndicka cuando estaba a punto de probar a Trapp y Kostic tuvo el tercero en sus pies pero su zurda no fue esta vez tan precisa. Santos Borré volvió a toparse con Bravo mientras Pellegrini lanzó a Joaquín al césped para encontrar otras vías de reacción.

Pero el Betis miraba más a su área que a la rival. Los espacios se multiplicaban y tanto Kamada como Kostic se convirtieron en una pesadilla para la zaga bética, incapaz de frenar las ocasiones del Eintracht. Miranda y Tello buscaron un atisbo de frescura en la banda izquiera del Betis, pero la falta de ideas era ya inmensa. Ni carreras al espacio. Ni la aparición de Joaquín. No hubo movilidad ni intenciones. Heliópolis esperó más. También Pellegrini. Pero sólo Fekir lo intentaba a título personal. Y no bastó con eso. Sin energías, fatigado, el Betis se despidió entre dudas y bajo la sensación de que la derrota por la mínima fue lo más positiva de la tarde en Heliópolis. En una semana, Frankfurt medirá si este Betis es capaz de esquivar su fatiga y agarrarse a esta Europa League.


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