El Athletic se alivia con el colista
El equipo de Marcelino se quita la pena copera. Recupera las buenas sensaciones ante un Levante muy descosido en defensa. Williams se reconcilia con el gol y se reenganchan a Europa.
Williams es el hombre más preocupado del mundo Athletic en los últimos cinco días. Su error en el mano a mano con Mamardashvili en Copa le va a perseguir mucho tiempo. Lo mejor para curar una herida es la cicatriz del gol. Tuvo unas cuantas oportunidades para redimirse durante toda la noche y cada vez se hundía más. Hasta que llegó la galopada definitiva, en el minuto 76, con un pase de Berenguer. Iñaki se quitó los fantasmas o los dejó atrás con su carrera. Definió muy bien ante Cárdenas y encarriló el partido: 2-0. Su hermano se sumó a la fiesta con unos cien metros lisos que firmaría el mismísimo Usain Bolt, con desventaja sobre Miramón, pero salió ganador por dos cuerpos. Dio un pase, le hicieron penalti a Zarraga y lo lanzó este mismo tras cederle el honor Berenguer. Marcó su primer tanto en la élite. Antes de eso abrió el marcador Vesga, con centro milimétrico, cómo no, de Berenguer, ‘míster asistencias’, siete lleva este año.
Para llegar a ese frenesí final hubo que madurar al colista. Los que dieron el paso de ir a su localidad llevaban un espíritu expectante, a verlas venir, con aire detectivesco sobre qué ofrecía el equipo para redimirse. Y este anduvo en los cinco minutos iniciales un poco en esa actitud, frío, contemplativo, más atento a lo que tenía enfrente que a comerse al rival. Lisci ha tratado de dotar de más seguridad a la retaguardia del cuadro de Orriols, con cinco atrás y un muro de cuatro por delante en fase defensiva. Pero todo es de mantequilla. Preparó dos carrileros abiertos y diagonales que provocaran desconcierto en las filas locales.
En tres minutos, el Athletic se huracanó con ocasiones clarísimas para adelantarse, pero entre el impenetrable Cárdenas y la falta de acierto, le dejaron con el cero en el marcador. Iñigo Martínez, un titán en ambas áreas, cazó un saque de esquina que sacó bajo palos Miramón. Los leones tocaban la pelota a dos metros del área sin oposición ninguna, una cortesía que hablaba muy mal de la presunta contundencia a la hora de apretar y despejar de los levantinistas. Berenguer culminó la tormenta atacante con un balón que iba dentro pero desvió Cárdenas y tocó en el larguero. Más tarde cruzó un cuero excesivamente Vencedor. Resultado numérico: en media hora, 6-0 en ocasiones. Recibir en el área era tan fácil como hacerse la manicura, y ante tres centrales.
El Levante se propuso espabilar un poco para que los que vieran el partido concluyeran que era un encuentro de ráfagas y no un monólogo, o que el que perdona lo puede pagar. Morales tiró un larguero y Roger Martí extravió una oportunidad al cielo tras pérdida de Yeray. Lo malo para ellos fue la lesión del 'Comandante', su líder e inspiración, en una acción tonta con Vesga. Se dolió de la rodilla izquierda. Reza su gente para que solo sea un esguince.
El Levante trataba de bajar las pulsaciones del choque y aumentar el ovillo de la ansiedad del Athletic. Tanto las afeitó que se encontró con un cadáver. El suyo. Le apuñaló Vesga, con una bonita apertura hacia Berenguer. Melero, en Babia, no persiguió al centrocampista, tal vez incrédulo con que Mikel pisara área y, sobre todo llegara furioso a la pequeña. Se la puso de cine el navarro y remachó de cabeza casi como un mate en baloncesto. Su segundo tanto como león, cuatro años y medio han pasado desde el anterior. Álex recuperó posteriormente un balón y lo lanzó por el pasillo para sacar otro carrerón de Williams y quitar la pena che de este. El Levante varió la piel, con cuatro atrás. Con balón es un equipo de Primera, pero en defensa se ve que es de Segunda. Su flojera permitió al Athletic desprenderse de una losa muy pesada. Y reengancharse a la pelea por Europa.