El amanecer de Dembélé
Desde que el club le levantó el castigo por no renovar, el francés ha sido un trueno. En el Bernabéu asistió en los dos primeros goles y rompió el partido.
En Madrid, Dembélé entendió a la perfección lo que requería el partido. Mientras en la izquierda se producían las combinaciones (Busquets-Alba-Pedri-Ferran), él fue el cuchillo en la banda derecha: atacó a Nacho y, esta vez, no se recreó y fue a por faena. En el 0-1, además, demostró que tiene una conexión muy especial con Aubameyang. Ya habían jugado juntos un gran partido en el Bernabéu hacía unos años. Y repitieron. Se sienten felices con espacios y hablan el mismo lenguaje.
Lejos de parecer aislado del resto del grupo por la cercanía de su fin de contrato, la crisis de enero y el distanciamiento de su agente con el club, Dembélé ha demostrado un grado de implicación y profesionalidad muy grande en las últimas semanas. Su imagen persiguiendo a Ferran después del 0-3 es la de un futbolista enchufado que, si tiene que irse, quiere hacerlo con una sonrisa en los labios.
¿Pero hay posibilidad de marcha atrás? Es la gran pregunta hace semanas, pero especialmente desde que el francés empezó a jugar a un nivel altísimo y el presidente, Joan Laporta, le abrazó en el entrenamiento del pasado miércoles en el Ali Sami Yen. De lo que piensa Xavi no hay ninguna duda. En su presentación, aseguró que, "bien entrenado", podía ser "el mejor jugador del mundo en su posición. Luego, cuando el club le castigó, Xavi, aunque estaba decepcionado por la actitud del jugador, le pidió a Laporta que fuese uno más. Si no, la armonía del grupo podía romperse. Xavi lo repescó y el jugador le ha devuelto el gesto con sacrificio. Y, bien entrenado, como el mismo Xavi dijo, está resultando imparable. Para fortuna del Barça, además, Deschamps no le ha convocado, por lo que podrá seguir su ritmo de entrenamientos y mantener su estado de forma sin riesgo aparente de lesiones los próximos quince días.
Mateu Alemany y Jordi Cruyff, los ejecutivos que deben decidir con Laporta qué hacer con Dembélé, han estado muy fríos, mucho más que Xavi, en los últimos tiempos. Pero el mismo Jordi admitió que en el fútbol "todo es posible". Si el Barça termina retirándose de la batalla por Haaland como amenaza, podría ser el momento de hacer una última llamada a Moussa Sissoko para intentar conseguir algo que hace dos meses era literalmente imposible: que Dembélé renueve. Al socio ya no le parece ninguna locura.