Una mujer se curó del VIH gracias a un tratamiento novedoso con sangre de cordón umbilical
Es la tercera persona en curarse, y el trasplante al que fue sometida abre una nueva posibilidad para tratar a pacientes de diversos orígenes raciales
La sangre del cordón umbilical está más disponible que las células madre adultas, y no es necesario que coincidan tan estrechamente con el receptor. Ésta es una buena noticia, ya que la mayoría de los donantes en los registros son de origen caucásico, por lo que permitir solo una compatibilidad parcial tiene el potencial de curar a docenas de personas que tienen tanto VIH como cáncer cada año, según aseguraron los científicos.
La paciente, que también tenía leucemia, recibió sangre del cordón umbilical para tratar su cáncer, que provenía de un donante parcialmente compatible. Además, recibió sangre de un pariente cercano para darle a su cuerpo defensas inmunológicas temporales mientras duraba el trasplante.
“El hecho de que sea mestiza y que sea mujer es muy importante desde el punto de vista científico y muy importante en términos del impacto en la comunidad”, dijo al NYT el doctor Steven Deeks, experto en sida de la Universidad de California en San Francisco.
Solo dos otros individuos con con VIH han sido curados con éxito, y ha habido muchos otros intentos fallidos. Timothy Ray Brown, el llamado “paciente de Berlín”, se mantuvo libre de virus durante 12 años, hasta que murió en 2020 de cáncer. En 2019, se informó que el “paciente de Londres”, más tarde identificado como Adam Castillejo, se curó del VIH.
Ambos hombres recibieron trasplantes de médula ósea de donantes que portaban una mutación que bloquea la infección por VIH. La mutación se ha identificado en solo unos 20.000 donantes, la mayoría de los cuales son descendientes del norte de Europa.
En estos casos, luego de los trasplantes ambos hombres sufrieron efectos secundarios punitivos, incluida la enfermedad de injerto contra huésped, una afección en la que las células del donante atacan el cuerpo del receptor. Brown casi muere después de su trasplante, y el tratamiento de Castillejo fue menos intenso, pero en el año posterior a su trasplante, perdió más de 30 kilos, desarrolló pérdida auditiva y sobrevivió a múltiples infecciones.
En cambio, la mujer en el último caso abandonó el hospital el día 17 después de su trasplante y no desarrolló la enfermedad de injerto contra huésped, según el doctor JingMei Hsu, médico de la paciente en Weill Cornell Medicine. La combinación de la sangre del cordón umbilical y las células de su pariente podría haberle evitado muchos de los efectos secundarios brutales de un trasplante de médula ósea típico.
Los medicamentos antirretrovirales pueden controlar el VIH, pero una cura es clave para poner fin a la pandemia. En todo el mundo, casi 38 millones de personas viven con el VIH y alrededor del 73% de ellas está recibiendo tratamiento.